Precaria actividad minera

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Cuando se habla de la actividad minera en términos generales, se mencionan al sector privado, mediano y chico como los que cumplen un conjunto de normas, entre esas las técnicas para encarar proyectos con solvencia, cuidado del medio ambiente, defensa social, cumplimiento de leyes, pago de tributos y demostrando responsabilidad en el cumplimiento de objetivos en materia productiva minera, al margen de acciones que en otros casos alteran la paz social.

Está también el sector de la minería estatal, avanzando en algunos casos contra la corriente, cuando se establece que en muchos yacimientos, pródigos aún, se obtienen todavía concentrados para exportación, en otros casos mineros sacrificados "arañan" las entrañas de la tierra para obtener una mínima cantidad de minerales, no hay nuevos yacimientos, los planes de prospección y exploración no marchan, en la minería estatal las condiciones son las menos propicias para encarar nuevos emprendimientos, que se constituyan en verdaderos proyectos de alta minería.

Los últimos acontecimientos del mes de agosto pasado, han desnudado los verdaderos problemas de las cooperativas, que se resumen en precariedad en todos los niveles de su accionar. El aspecto socio-laboral es patético, con pocos "socios empresarios" y muchos "socios trabajadores", los principios de la doctrina cooperativa no son practicables en estas agrupaciones por razones obvias. Está claro que gozaban de algunos privilegios, como estar exentos de algunos impuestos, de recibir apoyos financieros a simple pedido, movilidades, equipos y herramientas, poca atención al tema del medio ambiente y ausencia casi total de asistencia profesional, para encarar proyectos de envergadura.

Cuando se habla de la minería actual, la fuerza de convicción para un buen rendimiento de este sector estratégico, se inclina por el sector privado en primer lugar y la necesidad de fortalecer a la minería estatal y la metalurgia, en segundo lugar.

El cooperativismo pasa a un tercer plano, en tanto se definan las nuevas reglas de juego, con el paquete de decretos, el reinicio de relaciones entre Gobierno y las cooperativas reconocidas como tales, tras una prolija revisión de condiciones en que cada uno de estos grupos se desempeñe al futuro. Otra será la suerte de esas cooperativas que, con buen soporte de "empresarios mineros", pueden desarrollar proyectos, incluyendo equipos, soporte tecnológico, cumplimiento de normas socio-labores y tributarias, además de una clara definición en aquellas condiciones que hacían o podrán seguir haciendo una alianza de orden político partidario, aunque se hubiesen debilitado ciertas condiciones de poder sectorial.

En todo caso como están las cosas, sin generalizaciones optimistas, lo evidente es que existen diferencias en el rendimiento de producción minera, en u nos casos esfuerzo, disciplina y cumplimiento de normas, en otro notoria precariedad.