La convivencia pacÃfica en una sociedad con una cultura en asenso, deben el cotidiano actuar como un principio de respeto y la práctica de los valores democráticos en un paÃs respetuoso de su Constitución PolÃtica del Estado las normas y el ordenamiento jurÃdico.
A lo largo de la historia han existido diversas corrientes de pensamiento que han postulado la necesidad de que la sociedad funcione sobre la base de un acuerdo total. En varias de estas concepciones la convivencia social se basa en la certeza de cierto conjunto de valores y en la confianza de que el conflicto puede ser eliminado.
En nuestra sociedad el liberalismo, entendido como la teorÃa de los lÃmites del poder y como fundamento de la democracia, representa la doctrina polÃtica más vinculada a la formación del consenso como un compromiso razonable entre ciudadanos, que garantiza la libertad y la expresión de los distintos puntos de vista.
En esta perspectiva se considera al disenso como uno de los elementos propulsores de la democracia. Diversos teóricos de la democracia han considerado que en la actualidad el binomio consenso-disenso tiene una función institucional en la medida en que puede ser incorporado en el diseño de la estructura polÃtica.
La convivencia respetuosa entre consenso y disenso ha contribuido a fortalecer las libertades y el pluralismo y, por esa vÃa, los procesos de democratización. La tensión entre consenso y disenso representa un momento constitutivo del proceso democrático. El ejercicio del diálogo ha permitido muy frecuentemente la ampliación del consenso, lo que ha influido decisivamente en el proceso de consolidación de las diversas formas institucionales democráticas.
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