Decenas de libros explotan por la paz de Colombia

La firma del acuerdo de paz este lunes entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ha multiplicado el número de publicaciones que tratan de explicar el conflicto de los últimos 50 años y el fin de la violencia.

Investigadores, periodistas e incluso autores de ficción han publicado en los últimos meses decenas de libros que tratan de explicar el horror de las armas, las negociaciones de paz e, incluso, el futuro de la nueva Colombia.

Títulos como "El hombre clave" (Aguilar), del mediador Henry Acosta; "Relatos clandestinos de una guerra que se acaba" (Planeta), de Hernando Corral; y "¡Adiós a las Farc! ¿Y ahora qué?" (Debate), de la senadora Claudia López, compiten en las librerías con cuadernos de mandalas, guías de cocina y manuales de autoayuda.

"La gente viene específicamente a preguntar por este tipo de libros, personas que no eran lectoras y vienen a pedir consejo", añade.

Si bien el número de las publicaciones en Colombia es abrumador -cerca de 7.000 títulos en el primer semestre de este año, según la Cámara de Comercio del Libro-, los libros relacionados con la paz y la guerra ya ocupan un buen espacio en las bibliotecas.

"Apenas está empezando. El público lector quiere ampliar el campo de ilustración que no ofrecen los medios de comunicación diarios", afirma en declaraciones a Efe Edgar Téllez, editor de No Ficción de Planeta.

"La gente quiere saber la minucia de lo que sucedió. No es de ahora. Los grandes procesos generan un interés por conocer lo que hay detrás de lo que pasó", destaca.

El interés por reconstruir la memoria del país puede pasar por sesudos ensayos sobre el nacimiento de las FARC, manuales para la formación de profesores en el posconflicto o reportajes sobre secuestrados aficionados al fútbol.

El periodista Ricardo Henao acaba de publicar "90 minutos de libertad" (Planeta), una historia real sobre el bálsamo que supuso el fútbol radiofónico en los secuestrados por las FARC.

"Escribir sobre lo que pasó abre la posibilidad de que las futuras generaciones conozcan lo que sucedió, es una forma que muestra un momento muy doloroso", señala a Efe Henao sobre su libro.

El plebiscito sobre el acuerdo de paz del próximo 2 de octubre también ha polarizado el mundo editorial y tanto partidarios del "sí" como del "no" exponen su razones sobre el papel y, en algunos casos, como en "La paz. Dos versiones enfrentadas"(Planeta), comparten las mismas páginas.

Estos libros de coyuntura, periodísticos, son compatibles también con títulos más académicos. "Hay público para los dos. Los libros universitarios tienen su propio nicho porque los sucesos son vistos con una óptica distinta. Allí priman el análisis y la perspectiva", aclara Téllez.

Junto a los trabajos de no ficción, sorprende la aparición de novelas y relatos que abordan sin complejos lo sucedido en los años duros del país.

"La mayoría de los libros de ficción de autores colombianos están hablando ya del conflicto y de la realidad social. Pero no es nuevo. Por ejemplo "El olvido que seremos" (2006), de Héctor Abad Faciolince, entre otros, ya expone estos sentimientos", destaca Hernán Jara.

"Laura Restrepo, Evelio Rosero con "Los Ejércitos" (Tusquets) o Juan Gabriel Vásquez, que ha publicado este año "La forma de las ruinas" (Alfaguara), retratan la historia de este país", añade.

Según los expertos, la avalancha de palabras escritas sobre Colombia no va a decaer y se espera una buena oferta de textos por parte de miembros de las FARC.

De momento, ya han aparecido libros como el del economista Jairo Morales, "¿Qué es el Postconflicto?"(Ediciones B), que rastrean el futuro inmediato y dibujan las posibilidades de consolidar un país que arrastra otros grupos armados como el ELN o las denominadas bandas criminales emergentes (Bacrim).

La aparición de esta oleada de nuevos títulos solo puede confirmar con más fuerza la frase del periodista colombiano, recientemente fallecido, Jorge Consuegra: "Mientras unos dan plomo, nosotros damos pluma".

Ahora, la pluma, la palabra, parece haber ganado al plomo.

Fuente: Bogotá, 24 (EFE).-