Jueves 22 de septiembre de 2016

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Ya escribà este año, en esta misma columna, que hay dos tipos de existencia, la real y la jurÃdica. La real es la que puede percibirse mediante los sentidos mientras que la jurÃdica es la que se define por ley, generalmente mediante documentos.
Simón BolÃvar es una de las más grandes figuras de la historia universal y, por ello, no es raro que se le atribuya varios hijos. No existe acuerdo entre los historiadores sobre la cantidad de amantes que tuvo ni mucho menos acerca de los hijos que pudo haber tenido. En su libro "Los amores de Simón BolÃvar y sus hijos secretos", Ramón Urdaneta hace una lista exhaustiva de sus posibles vástagos pero no aporta documentación sobre filiaciones.
Por eso, el caso del hijo que el Libertador pudo haber tenido en Potosà es, literalmente, único en su especie. Los libros cuentan que fue concebido como resultado de las relaciones que BolÃvar tuvo con MarÃa Costas cuando estuvo en la Villa Imperial, en octubre de 1825.
El hijo se llamó José Costas y habrÃa vivido buena parte de su vida en Caiza, población de la provincia Linares de PotosÃ, donde se juntó con Pastora Argandoña con quien tuvo tres hijos. En 1895, cuando ya tenÃa 69 años, se sintió viejo y enfermo asà que decidió liquidar sus asuntos terrenales y se casó con la compañera de su vida. El detalle es que, al casarse, y en artÃculo mortis, declaró al cura, David Padilla, que era hijo de Simón BolÃvar. Y el otro detalle es que el sacerdote puso el dato en la partida y asà generó la única prueba documental sobre un hijo del Libertador.