Víctor Hugo Tórrez y la pasión por la fisioterapia reflejada en Fisiokin

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Víctor Hugo Tórrez, es un orureño que tras pasar por diferentes colegios del país, salió bachiller en su ciudad natal y en 1984 decidió estudiar la carrera de Fisioterapia y Kinesiología, generando en él, una pasión por algo que recién empezaba a conocer.

Necesitó de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), para convertir su sueño en realidad e inició lo que ahora refleja el amor y dedicación a su profesión, Fisiokin, el centro integral de Fisioterapia y Kinesiología, donde se presta atención en diagnóstico, tratamiento y prevención de patologías, enfermedades o afectaciones meritorias a la habilitación, rehabilitación física y/o fisioterapia.

En 1989 salió profesional de la facultad de Medicina de la UMSA y empezó el reto de mantener a flote Fisiokin, dando también la oportunidad a sus colegas, de ayudar a las personas a través del centro integral, sin dejar de lado la oportunidad de trabajar en diferentes instituciones públicas y privadas.

Ese sueño se plasmó en la ciudad de Oruro, concretando Fisiokin, en el domicilio ubicado en la calle Federico Ballón # 17 entre Prolongación Oblitas y Av. Villarroel, con una capacidad de atención de 200 pacientes por día.

"Allí contamos con una infraestructura diseñada para el efecto, equipamiento de punta, con profesionales meritorios y de amplia experiencia, los cuales tienen capacitación permanente con cursos de post grado y de especialización en todas las áreas de la fisioterapia y kinesiología. Atendemos a diferentes instituciones y contamos incluso con convenios interinstitucionales, sin olvidarnos de la parte que Dios nos ha enviado a realizar ´la obra social´, aún tenemos mucho por aprender y mucho por ofrecer", afirma Tórrez.

La vida profesional de Víctor Hugo, también se basa en la ayuda social que debe prestarse a la población, es así que a cuatro años de salir profesional conoció una historia que le marcó la vida, ya que "recuperó" a una persona que había sido desahuciada. Se trata de un joven que le recordó que todas las cosas en el mundo son fáciles de llevar siempre y cuando se es perseverante.

El paciente no tenía un hemisferio cerebral pues lo perdió en un accidente, estaba en muy mal estado, pero con amor y perseverancia, el equipo de Tórrez, puso en práctica lo aprendido en la universidad y aceptaron el reto.

El joven actualmente vive y está en La Paz, se mantiene y hace sus cosas solo, y lo más interesante es que ahora dicta clases a niños de la calle tras recibir el tratamiento necesario.

"Indica que gracias a mí recuperó algunas de sus funciones, lógicamente no camina como nosotros, no habla como nosotros, pero sí se vale por sí solo, eso para mí es uno de los logros más importantes", afirmó Tórrez. El fisioterapeuta que dedica su tiempo a atender a sus pacientes a través de Fisiokin y la Policlínica Oruro concretó posgrados, masterados, doctorados y está capacitado en todas las áreas de su profesión, tiene un concepto interesante al manifestar que la Fisioterapia, se convirtió en la cuarta pata para mantener bien estabilizada la "mesa" de la Medicina, completando la labor con la Cirugía, la Farmacología y la Psiquiatría o Psicología.

Fuente: LA PATRIA