Martes 20 de septiembre de 2016
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Editorial y opiniones
Pena añadida en el corredor de la muerte
20 sep 2016
Fuente: Javier González Sánchez
Ejecutar a una persona es definitivo e irrevocable y no se puede descartar nunca el riesgo de ejecutar a inocentes
Jeffrey Wood espera en el corredor de la muerte desde hace 20 años. Esperar durante años a que se cumpla la sentencia es una tortura añadido a cualquier pena de cárcel. La incertidumbre de saber cuándo llegará el momento provoca en estos presos un sufrimiento conocido como el sÃndrome del corredor de la muerte.
En enero de 1996 Wood y Daniel Renau planearon el atraco a una gasolinera del centro de Texas. Mientras Wood esperaba en el coche, Renau asesinó al empleado del establecimiento y robó más de 11.000 dólares. "Asumen que mi hermano es un asesino a sangre frÃa, asà es como le han marcado y asà es como la gente lo ve" afirma la hermana del acusado. Su familia defiende que el hecho de no haber cometido él mismo el asesinato hace que Wood no merezca la muerte cómo castigo. Pero las leyes del estado de Texas establecen que es cómplice de asesinato y ayudó a su compañero a cometer el crimen. Daniel Renau fue ejecutado cinco años después de que se cometiera el crimen. Wood esperó durante doce años a que se cumpliera su sentencia. En 2008 el juez suspendió la ejecución sólo cinco horas antes.
Fuente: Javier González Sánchez
