Martes 20 de septiembre de 2016
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Editorial y opiniones
¿Por qué se quiere más y nunca satisface?
20 sep 2016
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
Ambición y codicia son conceptos prácticamente análogos pues ambos propenden al deseo de poseer más; asà la ambición es el deseo intenso de conseguir poder, dignidades, fama y otros, y la codicia es el superlativo de lo precitado; a esta se le añaden las riquezas.
Después de esta aclaración semántica de ambos conceptos se puede inferir que la cacerÃa por el dinero, la felicidad y el poder está profundamente enraizada en la psique de los humanos. ¿Pero qué es lo que impulsa frenéticamente a los humanos a querer más?, ¿Por qué no satisface lo que se obtiene lÃcitamente y dónde conduce esta desmesura y existen salidas o soluciones para este cÃrculo vicioso de la satisfacción de necesidades?, se pueden con aproximación responder a estas interrogantes: primero el placer que proporciona la posesión de esos bienes y que producen una sensación agradable, en oposición al dolor o, en la mayorÃa de los casos, el sentimiento de plena satisfacción, empero, es ineluctable comprender que el placer de satisfacer la ambición y la codicia no es el fundamento y medida del bien moral y la acción no es éticamente valiosa por ser placentera, pero, dentro de ciertas limitaciones y en armonÃa con el fin total de los humanos, el placer de ver satisfechas las necesidades terrenales y sobrepujada la moral, posee una importancia moral y constituye un motivo ético por la prosaica razón que fomenta y hace patentes los bienes.