Jesús y Satanás. El Padre Amorth

El famoso exorcista de la Diócesis de Roma Padre Gabriele Amorth el 16 de septiembre reciente ha fallecido a la edad de 91 años.

Ordenado sacerdote en 1951, desde 1985 fue llamado a ejercer el Ministerio de Exorcista para la diócesis del entonces Papa Juan Pablo II. Fundó en 1990 la Asociación Internacional de Exorcistas de la que fue su presidente hasta el año 2000 cuando se retiró a los 75 años.

El famoso exorcista había afirmado ya en 2013 haber verificado alrededor de 160.000 exorcismos.

En uno de los múltiples escritos el Padre Amorh cuenta que preguntó a un poseído qué es lo que más odian los demonios. El espíritu maligno contestó: "odiamos todas las cosas sagradas, pero lo que más odiamos es ver a un sacerdote confesando, porque cuando un sacerdote confiesa, nos arranca en un momento lo que hemos logrado".

Impresionante su narración, de la conversación ¡con un cardenal hereje!: "Cristo vino y luchó. ¿Contra quién? Contra Satanás. Y lo venció. Pero él es todavía libre de tentar al mundo. Hoy. Ahora. ¿Y usted qué hace? ¿Me dice que son solo supersticiones? ¿También el Evangelio es entonces solo superstición? ¿Pero cómo puede la Iglesia explicar el mal sin hablar del demonio?".

El demonio no es ninguna creación de los piadosos judíos, el gran racionalista Harnak describe el dominio que ejercía cuando llegó Jesús. Dice: "Como exorcistas entraron los cristianos en el gran mundo, y el exorcismo formó un método verdaderamente poderoso de su misión y propaganda. La época estaba sojuzgada bajo el Maligno y sus ordas, ésta no era una simple teoría, fue la concepción más vital de la existencia, todo el mundo y la atmósfera que la rodea estaban plagados de demonios, no era simplemente idolatría, sino que cada fase y forma de vida estaba gobernada por ellos. Se sentaban sobre tronos, revoloteaban alrededor de las cunas, la tierra era literalmente un infierno, aunque era continuara siendo creación de Dios. Para salir al encuentro de este infierno y de todos sus diablos, los cristianos habían dispuesto de armas que eran invencibles".

No lo dice un cura, no una beata, sino Harnak el príncipe de los racionalistas. Alguno afirmará que Jesús se dejó influir por el ambiente cultural, sobre el demonio, y no es así. ¿Al hablar del diablo, trató Cristo simplemente de adaptarse a la mentalidad de su época? No. Pero sin creer verdaderamente en él, la hipótesis que aunque lo defiendan muchos hoy, no se sostiene.

Primero porque no puede suponerse que Cristo engañara a los suyos en un punto tan sustancial, y segundo, porque no es cierto se adaptase a su época en lo referente al diablo. El diablo de los judíos de los tiempos de Cristo, había llegado a ser casi un anti-dios, un dios del mal, era prácticamente invencible, en Jesús el demonio baja de categoría, no se convierte sin más en un pobre diablo, pero jamás llega a los escalones de Dios y será derrotado docenas de veces por una simple orden de Jesús.

El Evangelio es el primer texto de la antigüedad en el que el demonio se presenta como un enemigo al que se puede vencer. La Iglesia primitiva vivió intensamente esta certeza, de vencer al fuerte en nombre del más fuerte que era Cristo, de ahí la alegría de los setenta discípulos que regresan felices de su primera hazaña misionera, contando como su mayor logro, el que "hasta los demonios se nos someten en tu nombre", y que Juan señala como tarea principal de Cristo el haberse manifestado para deshacer las obras del diablo.

El exorcista italiano Bamonte en la reunión anual de la Asociación Internacional de Exorcistas de 2013, en un notable discurso expresó lo siguiente: "Una repetición en los exorcismos es la insistente demanda del demonio, que los hombres deben adorarle como si fuera Dios. El demonio no acepta ser criatura, se hace pasar a sí mismo por Dios, y él tiene interés de que la gente le ofrezca a él un culto que pertenece sólo a Dios. Durante el exorcismo, a menudo dice: ´Oren para mí, pídanme a mí, yo soy dios, yo soy dios. Arrodíllate, cuando es invocado mi nombre. Soy todopoderoso. Llámame".

El mismo afirmó, que por lo tanto "No basta saber que los demonios existen, sino que es preciso conocer cómo actúan para no caer en sus trampas".

Recordemos, por boca de los posesos, que el demonio odia los vínculos familiares y el afecto, odia el sacramento del matrimonio, está detrás del aborto y de degradación de la sexualidad. Todo lo que es "bueno, bello, sano, puro y armonioso" se cubre con mofa por el demonio.

Hoy en día es una realidad que hay un incremento de la acción demoníaca. Es que el diablo busca siempre destruir la obra de Dios en nosotros, alejarnos totalmente de Dios, separarnos de la vida de la gracia.

Nos recordó conducentemente el ahora difunto Padre Amorth: "Cada vez más personas practican el espiritismo o entran en sectas satánicas, se ha vuelto casi una moda. A veces lo hacen con inconsciencia, sin saber lo que les espera, pero luego se ven obligados, a menudo con terror, a sufrir las consecuencias, porque el demonio no es una entidad impersonal".

Gracias por su aviso Padre Gabriel, al menos Usted y yo, recordaremos a nuestros amigos, la existencia y el poder del demonio aunque nos llamen atrasados.

(*) german_mazuelo_leyton@yahoo.com