Las exigencias de ejemplaridad a nuestros representantes polÃticos pierden toda su fuerza cuando no van alineadas con la propia conducta. Si se rompen los nudos, revienta la red que nos sostiene.
Una mujer entra en una organización humanitaria con sede en el edificio donde trabaja como bedela para pedir un certificado firmado para su cuñado, que vive en Inglaterra. En el certificado, dice, debe constar que la persona en cuestión se formó y participó como voluntario en Madrid durante seis meses concretos unos años atrás.
Cuando se le pide más tiempo para revisar los registros de años anteriores dice que no hace falta porque, en realidad, nunca se incorporó como voluntario ni participó en los cursos de formación que pedÃa certificar. No pudo. Estuvo menos tiempo en Madrid del que constarÃa en el certificado fraudulento.
"Pero vamos, sólo es un certificado". Lo necesitaba para una documentación oficial, para una oposición, para un trámite, no queda muy claro. Se le dice que la organización no puede certificar algo que no tuvo lugar pero que, de cualquier manera, se trasladará el caso al director.
Tomado del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)
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