Miguel Flores un campeón del volante

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Los sueños de cada persona se cumplen siempre y cuando uno decida hacerlos realidad. No es difícil, solo implica un poco de sacrificio, esmero, dedicación y trabajo, mucho trabajo. Así, es fácil.

Esa es la lógica que empleó un deportista orureño que en tan poco tiempo logró alcanzar metas que otros deportistas no lo hicieron. Nos referimos a Miguel Ángel Flores Paredes. Nació el 2 de agosto de 1978, salió bachiller del Cema Ignacio León, posteriormente, se dedicó a la mecánica que lo llevaría por los caminos del triunfo en el mundo de la competencia de coches de carrera.

Pero, para llegar a esa meta, tuvo que pasar algo en su vida. Un día cuando estaba en su taller se aproximó un corredor, Marcos Maín, quien le pidió que le venda un coche para competir.

Esta historia se inicia el 2009, después de hacer los contactos por medio de amigos vinculados al deporte tuerca, es invitado por Condori para que sea su copiloto. El año del debut logró el subcampeonato departamental.

Confesó que la primera vez que se subió al vehículo para competir sintió temor, la adrenalina fluía por el cuerpo, pero aquello fue calmando y se fue convirtiendo en emoción. "Me gustó mucho y al año siguiente me compré un auto y terminé en un año entero armarlo. Con Yerko Díaz comenzamos a armar el carro de cero, pusimos los tubos, la jaula y me inicié el 2011 como piloto en Poopó", afirmó.

Pero en el calendario primero estaba Machacamarca, sin embargo, Miguel como un artista en inicio sintió "pánico escénico" y sus nervios lo traicionaron para no debutar en esa carrera, por ello postergó su presencia en la pista para Poopó.

En esa carrera contó con Cristian Flores, experimentado piloto y campeón, quien se subió de copiloto al lado de Miguel, aquello le permitió ganar serenidad y vencer la barrera del miedo. Si bien esa competencia no terminó por fallas mecánicas, las dos vueltas que dio le permitieron soñar con un futuro más promisorio. Los tiempos que hizo fueron envidiables y todo apuntaba que él estaba hecho para el manejo en alto riesgo. El 2011 salió subcampeón departamental como piloto.

Competencia que pasaba se iba afirmando como conductor de élite, además que aprendía el lenguaje que implicaba ser un corredor en la categoría R2B. Mucho sirvió el apoyo de sus compañeros quienes compartieron sus experiencias con Miguel, quien no los defraudó. Pero, no fue sencillo, tuvo también que medirse con pilotos nacionales de amplia trayectoria, era la prueba de fuego superada con éxito.

Para el piloto orureño subirse al podio de los triunfadores es una gran satisfacción, sin embargo, no precisamente por ganar una carrera, sino por cumplir con las personas que le brindan todo su apoyo.

"Ellos se sienten muy felices, la familia, las personas que te auspician es para ellos la alegría, muy aparte de realizarnos como piloto al subir al podio entre los tres mejores", señaló.

Lamentablemente, no todo es color de rosa, el 2014 cuando participaba de su primer nacional en Oruro, sufrió un vuelco en la etapa de clasificación. Pese al mal momento, tuvo la fortuna de tener a su lado personas que le permitieron en principio clasificar en el repechaje y segundo, arreglar el auto antes de la competencia como tal.

"Ni en una hora y media el auto estaba con vidrio, estaba centreado, no se notaba el vuelco, volvimos al punto de partida, nadie se lo creía y ganamos ese año el nacional", contó.

El segundo vuelco que sufrió fue el 2015 y ocurrió en otro nacional, realizado en Sucre. Pese al accidente, hizo parar el vehículo, andaba primero y a tan solo diez kilómetros de la meta rompió el piñón y la corona de la caja, para abandonar.

"Lo más doloroso es tener un accidente porque los gastos son tremendos, la refacción, comprar los accesorios, eso es lo más doloroso. Los golpes del cuerpo no son tan dolorosos como los gastos del carro. El otro dolor es tener a la familia preocupada por los accidentes, a veces porque no existe comunicación con ellos en forma inmediata", indicó.

Otro aspecto que resaltó Miguel es que para el deporte "tuerca" no existe apoyo de las autoridades, con excepción de don Etzhel Llanque quien cuando estuvo al frente del Servicio Departamental de Deportes (Sedede) le permitió mediante gestiones apoyar en forma personal al piloto orureño.

Si bien la gente cree que el automovilismo no implica sacrificio físico para el piloto, Miguel desvirtúa esa situación, ya que el desgaste mental es impresionante, al mismo tiempo se hace daño a otros órganos del cuerpo.

"Los riñones se hacen "pomada", luego de la competencia uno no se puede ni sentar", subrayó.

El campeón orureño asegura que el deporte del automovilismo es muy lindo, pero se debe tener una billetera "gruesa".

"Me cuesta mucho salirme después de haber cumplido con los sueños. Hemos ganado campeonatos y hay otros que se nos cierra no por mala conducción, sino por la mala suerte o el estado del auto", señaló.

El piloto orureño fue campeón departamental las gestiones 2012, 2013, 2014 y 2015. Campeón nacional el 2013, 2014 y subcampeón el 2015.

Fuente: Por: Dehymar Antezana Periodista LA PATRIA