Lentitud desesperante

Las obras de impacto, prometidas y proyectadas por la Gobernación o por el Municipio, siempre causan una enorme y ansiada expectativa en la ciudadanía. A su turno, ya sea el señor Gobernador o el señor Alcalde, al momento de anunciar algunas obras, pintan a la ciudadanía lo novedoso, lo espectacular, lo beneficioso, lo futurista, etc. de los nuevos emprendimientos.

Por cierto, las y los estantes y habitantes de la Villa Real de San Felipe de Austria (volviendo un poco al pasado) ansían el progreso de su entrañable ciudad, ansían ese progreso que se ve las ciudades grandes del eje y ya se imaginan el cambio de rostro de la urbe.

Es que, en el afán de progreso, todas y todos queremos gozar y vivir en el confort y la comodidad en el que lo hacen otras y otros bolivianos en otras ciudades, amén de que viviendo en un tiempo de avances tecnológicos, es impensable que nos sintamos rezagados.

¿FALSAS PROMESAS?

Es cierto que en la etapa de campaña preelectoral se prometen muchas cosas, eso ya forma parte de esta costumbre democrática y de nuestro folklore electoral, no obstante los electores lo digieren de buena manera y lo entienden sin hacer mayores escándalos.

Ante el no cumplimiento de la totalidad de las promesas, siempre existirán razones que giren en torno a lo escaso del tiempo en la gestión, a la falta de recursos económicos, a prioridades de otros proyectos o a emergencias que obligan a cambios en el camino.

LENTITUD

Ahora bien, con la lógica ansiedad de ciudadanos que día a día salen a las calles orureñas, sentimos cierta frustración y desesperanza ante la enorme lentitud de las obras. Hay días e incluso semanas que no se ve movimiento ni obreros en el paso a desnivel en la intersección 6 de Agosto y Av. Villarroel. ¿se estará cumpliendo con los plazos?, ¿podrá estrenarse para el Carnaval 2017?

Lo mismo es aplicable a la obra en la Avenida del Ejército, donde, ahora sí, vemos en varios lugares espacios cercados con calaminas, pero no se advierte movimiento de personas al interior, ni ruido de algunas herramientas o maquinarias que indiquen que se está realizando algún trabajo. Recordemos que la empresa encargada se quejaba del perjuicio y pérdidas que sufrió cuando los vecinos se opusieron al inicio de obras, pero en el presente ya no se dice nada. ¿Se entregará esta obra en el plazo establecido?

La cuestión del Teleférico también resulta desesperante. Comparativamente con las varias líneas que tiene la ciudad de La Paz, el teleférico orureño es pequeñito, pero el tiempo de ejecución seguramente está a la par o quizás ya superando a las ejecuciones y entregas de aquellas líneas en la sede de gobierno, donde, además, ya se está trabajando en dos nuevas líneas.

Admito que la comparación es odiosa, pero si somos ciudadanos de esta Bolivia, se supone que somos iguales en derechos y obligaciones, por tanto merecemos sentir la misma felicidad de las hermanas y hermanos paceños.

OTROS TIEMPOS

Oruro fue pionera en varios aspectos. Así se dice que fue la primera ciudad que tuvo asfalto, fue la primera ciudad donde se conoció el teléfono, la primera que vio circular un automóvil y por cierto en estos cielos Don Juan Mendoza y Nernuldes inició la aviación.

Fueron otros tiempos, pero deberían seguir sirviendo de ejemplo para motivamos al progreso, al cambio y a ganar el futuro.

(*) Licenciado en Comunicación Social