El tema crítico de la economía familiar depende exclusivamente del régimen salarial vigente en la política de área de un Gobierno en cualquier región del mundo y con diferentes matices para regular lo que significa el ingreso de sostenibilidad de la comunidad en su conjunto.
El salario a su vez depende de las condiciones bajo las que se rigen los cánones financieros de una nación y que responden a las iniciativas de alta producción y adecuado uso de los recursos naturales, pero también a las opciones sociales que deberían ser parte de una disciplina laboral que responda a las exigencias de los planes de desarrollo y permita a los trabajadores percibir salarios justos.
Puede hablarse de una cadena de elementos que necesariamente unidos significan la fuerza de cualquier emprendimiento, comenzando por el uso de las riquezas naturales, la inversión de capitales, sean privados u oficiales, pero en cualquiera de las circunstancias con la incorporación del factor más importante que es el humano imprescindible a la hora de caminar hacia el cumplimiento de metas específicas.
De ahí que cuando se habla de salarios, el monto de los mismos es la base de cualquier acuerdo entre las partes de un proyecto definido para generar formas de desarrollo común. Cuando estos salarios son fijados desde la cúpula política nacional, su escala generalmente responde a la política de ahorro de un gobierno y no a la realidad vigente en un mercado de consumo que funciona de manera liberal y no tiene control estatal, el juego de la oferta y la demanda.
Con las variaciones de precios es muy difícil estabilizar los salarios, situación que obliga a los trabajadores pedir un mayor porcentaje de aumento para compensar la diferencia de una “canasta familiar” que casi siempre es muy difícil mantenerla llena, pues los salarios fijados por parámetros irreales nunca están ajustados a la denominada escala móvil que se plantea.
En el caso presente la propuesta oficial es de 5 % de incremento, que según los trabajadores significa en base al salario mínimo un aumento de sólo 30 Bs al mes que en la práctica serviría para comprar dos panes más diariamente, mientras no existe posibilidad de equilibrar el desfase de la canasta familiar.
Los diferentes sectores laborales plantean escalas que pasan por el 12, 20 y hasta 30 por ciento de incremento salarial, mientras que hay otras propuestas que plantean salarios de por lo menos 3.000 Bs para hacer frente a la economía vigente en el país, dicen de corte neoliberal, por permitir la variación en los precios de venta de todos los productos de acuerdo al criterio del vendedor, sin tomar en cuenta las limitaciones del comprador.
Este hecho que es parte de una negociación anual, aunque ya estamos en el quinto mes del 2010, produce reacciones sociales en cadena, siempre sucedió así es la pulseta entre gobierno y trabajadores, pero es también un grave periodo de incertidumbre frente al futuro inmediato de precios en constante ascenso y por tanto hay que defender el valor adquisitivo del salario, mientras que en el nivel oficial la lucha tiene otra connotación y es evitar una escalada inflacionaria que alteraría todo el sistema socio-productivo del país. Difícil encrucijada que debería resolverse ajustando y aflojando los pernos de una maquinaria que debe funcionar con el adecuado “aceite” salarial.
Fuente: LA PATRIA
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