El gobierno nacional tendría que condecorar al vicepresidente de la república africana de Burundi, don Gabriel Ntisezerana, por haber llegado hasta Tiquipaya para el foro sobre el clima.
Para cumplir con este compromiso, el vicepresidente Ntisezerana tuvo que hacer abstracción del nuevo clima de guerra fría que se intentó recrear en esos días en este continente.
Iban a llegar a Tiquipaya el ex tupamaro José Mujica, el ex obispo de la teología de la liberación Fernando Lugo, el ex sandinista Daniel Ortega, la ex peronista Cristina de Kichner, el ex economista contestatario Rafael Correa. Menos mal que todos ellos tuvieron las necesarias excusas para decir que no podían llegar.
Con semejantes invitados, la reunión se proyectaba como algo aburrido, con rasgos nostálgicos y con olor a naftalina.
Sólo iba a estar don Hugo Chávez. Es tan amigo de nuestro presidente que cuando llega ni siquiera se le programa saludos militares especiales. Se podría decir que tiene la llave del país. Ni necesita tocar el timbre.
Es tan amigo el señor Chávez que por esos días de la reunión de Tiquipaya organizó en Caracas, sin consultar con nuestro presidente (es tan grande la confianza), una reunión con el dueño de Rusia, don Vladimir Putín.
Si Putín hubiera sido soviético, la guerra fría hubiera sido total. Nuestro presidente estaba en Caracas reunido con el jefe del Kremlin (no será corrupto confeso pero tiene 40.000 millones de dólares en sus cuentas) y hubiera tenido en Tiquipaya a la crema y la nata del pensamiento revolucionario de los años setentas. Una guerra fría con cerebros congelados. Intactos.
¿Qué nos hacíamos solos con Chávez en Tiquipaya?
Fue cuando llegó el amigo Ntisezerana. Trajo aires frescos del África. Y liberó a nuestro presidente de la perspectiva de tener como único invitado al señor Chávez.
No es que el hombre sea pesado. Sucede -también- que es tan de la familia que no figura como invitado. Es nuestro compadre.
La semana pasada decidió que nuestro presidente debía firmar con él un Plan Quinquenal conjunto, de Venezuela y Bolivia. Por solidaridad con el amigo, nuestro presidente tuvo que programar un racionamiento de energía eléctrica para La Paz para el año 2011.
Para quien pudo entenderlo, el señor Ntisezerana explicó que viene de un país que no tiene salida al mar, pero que no deja de reclamar a sus vecinos que le quitaron ese acceso. Se parece a Bolivia porque en el extremo occidental de su territorio tiene un gran lago, el Uvira. Tiene 28.000 kilómetros cuadrados de territorio y una población de 9 millones de habitantes.
Menos mal que el señor Ntisezerana se fue a su lejano país sin enterarse de que la mesa 18 estaba recibiendo denuncias sobre las traiciones a la Pachamama que comete el presidente local.
Y menos mal que se fue sin enterarse de que en las reuniones de Caracas, el dueño de Rusia junto con el dueño de Venezuela, estaban organizando una nueva versión de la guerra fría. Ni siquiera se enteró de que los rusos quieren poner una plataforma para el lanzamiento de cohetes, en territorio boliviano.
Por todo ello, muchas gracias señor Ntisezerana.
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