¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...
Fue en tiempos en que el Hospital Obrero no era ni esperanzas sembradas en unos predios descuidados, y en que el mismo Estadio La Paz jugaba por fuera mientras que los futbolistas jugaban en su interior, porque este estadio con su arquitectura hacÃa juego con el monolito tiwanakota y el templete semi subterráneo. Tampoco era tiempos tan añejos como para ser "mi refugio dominguero" como dice el tradicional tango, sino que era el refugio cotidiano de Ismael cuando estudiaba en la universidad. HacÃa poco que se habÃa celebrado el IV Centenario de la fundación de la ciudad, y toda ella mostraba aún los arreglos y engalanamiento que se habÃa hecho para exhibirla más linda todavÃa. Sus habitantes se sentÃan felices cuando la vida se deslizaba al ritmo de sus tranvÃas. Pero algo presagiaba que a la Ceja de El Alto se asomarÃa el progreso para planear el polo de desarrollo citadino. (Â?)
-Les he seguido y estaban haciendo macanas bajo el árbol del parque.
-No hemos pasado por ningún parque.
Si no ensayaba otro tipo de defensa era porque una mano metida en el bolsillo del perramus hacÃa intuir un arma de fuego. Si ya no siguió intentando dar explicaciones de inocencia fue porque sabÃa que las cabezas son como las empañadas salteñas, o que vale es lo que se lleva adentro. Y la del detective, ni la pepa de la aceitunaÂ?
-¡Te vamos a fichar!
Ismael pensó: Como estoy tan flaco me tomarán mis depresiones digitales, y en señas particulares pondrán "Bostezos por docena y por falta de cena".
Tuvo que ir por delante al paso exigido por el apremio, aunque de haber conocido el camino hubiera llevado al prepotente de vuelta a su singani. En el trayecto oyó un ofrecimiento de transigir a cambio de una suma que representaba su pensión de tres o cuatro meses por lo que ya no avió su boca. El detective lo hizo: -Apurate -le tuteó-. TenÃa que haber esta madrugada un golpe, y me jefe debe estar nerviosos. Ya te he dicho que te suelto con esa condiciónÂ?
Faltando algunos metros a la supuesta comisarÃa, Ismael pensaba que adivinar el tinte partidario de ese presupuestÃvoro era igual a conjeturar sobre el color del esófago de las truchas o de las bogas. Súbitamente salieron de la ComisarÃa una veintena de individuos ariscos que corrieron a rodearlos. Era como obligar a seguir hablando de fauna lacustre: las bogas pueden trasladarse solas, pero los ispis lo hacen dentro de un conjunto múltiple. Asà aparecieron los partidarios del orden, lo que vale a decir, del ministro, del pez gordo, pescado por el anzuelo de la "Rosca" y los siervos de los capitalistas mineros.
Indudablemente que habÃa allà algún mal entendido, o que los del ministerio habÃan olido a pescado podrido o a adherentes de asonada.
El epÃlogo fue habitual. La oligarquÃa siguió gobernando. Como efecto del susto, el tedio abandonó a Ismael, y ya no buscó más a la hermosa miraflorina pues vivÃa en una calle muy conflictiva.
De su libro "La forma tridimensional del futuro" 1989
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.