Mi testimonio

¿Por qué impulsar que el Programa pueda desarrollarse en Oruro?, son más de 10 años que trabajo de manera profesional (psicología) con niños y adolescentes, son cinco realizando talleres en prevención de violencia, específicamente bullying.

Me acerqué al programa de Maricruz Ribera, porque vi otro enfoque distinto al que, no solo yo, recurrimos para hablar de violencia, el enfoque de la prevención y el positivismo, desde mi formación humanista fenomenológica existencial, coincidí que la metodología de la reafirmación desde lo positivo es algo que puede lograr cambios más rápido en menor tiempo, además de poder llegar masivamente era formidable.

Se dio, se armó, porque la metodología desde el nombre "Yo Soy Mi Primer Amor" abrió no solo puertas sino corazones, mucho se está hablando de la metodología, bajo qué sustento teórico trabajamos, y las teorías psicológicas nos dan mucho respaldo a la hora de elegir una.

Trabajamos con el sistema familia, trabajamos sobre el fenómeno, quiérete a ti misma; es uno, por supuesto no el único pilar para evitar tanto maltrato al género femenino; existencial, porque la experiencia nos demuestra cómo van cambiando las niñas sus miradas, sus reflexiones.

¿Qué me ha dado estos dos años de empujar el programa? La satisfacción de poder haber abierto espacios donde se trabaje en base al positivismo, donde las niñas y adolescentes escuchen temas que les permita tener herramientas para la construcción de sus vidas, donde niñas de todos los lugares se miren, se escuchen y vean que todas, no importa el colegio, la familia, la "clase social", atravesamos como mujercitas por similares situaciones; tener espacio donde puedas además confiar, que difícil se ha hecho a la sociedad confiar en el otro, demasiada individualidad y frivolidad estamos atravesando.

Y nuestras reuniones son otra cosa, se brinda un abrazo, un elogio, una sonrisa, tener niñas que te abracen y te digan "te quiero Ingrid" o te dejen mensajes, no tiene precio, niñas que confían en ti, y te piden que hables con sus familias, con sus profesores y por supuesto que el programa tiene al equipo de profesionales para hacer el trabajo post evento. Considero que es nuestro granito de arena, por las niñas y por nosotras mismas.

¿Me ha cambiado el programa? Seguro que sí, mi tolerancia, aceptación, pero también decisión; a la hora de pensar en lo mejor para el programa ha hecho de mí una mujer más asertiva, más como quiero ser, pensar en el bien común, mucha gente no entiende y piensa que dedicarle 27 horas es por protagonismo, no importa; lo que importa es lo que una conoce de sí misma, y eso te enseña el programa, a estar más segura del por qué tomas una decisión, del por qué haces lo que haces, y que te sientas feliz por lo que haces.

Gracias a tanta empresa, persona particular que confía en la metodología, porque además sus niñas han ido al programa y han visto cambios notorios, cambios positivos, porque abrimos la posibilidad del voluntariado, hacer algo sin esperar recibir nada a cambio; aunque reitero, lo que recibimos, con cada abrazo, con cada colgada del cuello, o cuando caminas en la calle y vocecitas te gritan "¿cuándo empezamos Mi Primer Amor?", es lo más gratificante. Apoyamos a la educación, estamos tocando temas transversales que la misma Ley Educativa ve como importante, Autoestima, Derechos, Prevención de violencia, me ha tocado el alma, quizá para los grandes eruditos de ciencias exactas esto sea puro romanticismo, no importa. Lo que realmente creo es que esto de tocar las vidas de las pequeñas con los temas que trae mi Primer Amor, las ha fortalecido, les alegra, les motiva...si educas una mujer educas a una familia, y ahí vamos apoyando en la educación, empoderando mujeres, para que no solo seamos un numero o un índice, sino para que seamos protagonistas de nuestras vidas, y empujemos hacia delante a nuestra sociedad.

(*) Voluntaria de Yo Soy Mi Primer Amor en Oruro