Las cosas en la vida no siempre salen como uno quiere, puede ponerle todo el empeño, planificar con cuidado y hasta ser meticuloso, pero el destino juega con cartas ocultas y el momento menos esperado nos da la sorpresa más desagradable que podrÃamos imaginar, echándonos a perder los planes y quizás hasta desgraciándonos la existencia, cuando sólo tenÃamos las mejores intenciones.
Múnich fue la ciudad elegida, y los Juegos serÃan denominados "Las Olimpiadas de la AlegrÃa" permitiendo a todos ver la amabilidad y el calor con que los germanos querÃan pedir perdón y poder ser parte de la comunidad sin que se les endilgue constantemente las aún frescas heridas de la guerra.
La madrugada del 5 de septiembre de 1972, un comando, compuesto por miembros del Grupo Terrorista Septiembre Negro y de la OLP, tomó por asalto los dormitorios donde descansaban los miembros de la delegación israelÃ, que representaban a la nación de la estrella de David.
En dos dormitorios lograron capturar a 11 atletas puesto que en la refriega del asalto, muchos no se rindieron fácilmente (algunos eran miembros de equipos de lucha y gimnasia y en su condición presentaron mucha resistencia) y 4 fueron muertos.
Para los alemanes cualquier cosa podÃa salir mal, menos algo que tenga que ver con israelÃes, no se podÃan dar el lujo de que la memoria del Holocausto tenga algo que ver con el juego, por lo que se puso al Estado en alerta y se hizo lo posible por que la sangre no llegue al rÃo y se puedan resolver las cosas lo más pronto.
Los palestinos empezaron a pedir una serie de demandas y con los alemanes casi dispuestos a cederles todas las cosas parecÃan ir por buen camino. En determinado momento incluso llegaron a soltar a dos activistas detenidos en prisiones alemanas, pero los secuestradores tenÃan la cosa clara y estaban muy bien preparados.
Golda Meir quiso intervenir pero los alemanes no lo podÃan permitir. Trataron por todos los medios de alargar las negociaciones al máximo, incluso se ofrecieron como intercambio de rehenes hasta la llegada de los plagiadores a un aeropuerto que ellos consideraran seguro en algún paÃs árabe pero una de las personas a cargo de dirigir el secuestro desde Argelia fue detenido y todas las propuestas fracasaron. A las 6 de la tarde no habÃa vuelta atrás, el gobierno alemán decidió que lo único viable para darle un pronto final a todo debÃa ser el rescate armado.
La policÃa se hizo cargo y comenzó a desplegar francotiradores en los techos de los edificios aledaños y como el evento ya era en ese entonces transmitido en vivo por los medios televisivos, los terroristas se dieron cuenta de los planes y cambiaron sus exigencias.
Dos helicópteros debÃan recogerlos a ellos y a los secuestrados de la villa olÃmpica rumbo a un aeropuerto donde debÃa esperarlos un avión comercial que habrÃa de trasladarlos rumbo a Egipto (aunque este paÃs no querÃa ser parte del problema) y una vez en tierra liberarÃan a todos.
Los alemanes lograron preparar una emboscada en el aeropuerto escogido pero lo que no tomaron en cuenta fue que la oscuridad de la noche aún invernal les iba a jugar una muy mala pasada sobre todo a los tiradores que no eran precisamente entrenados para estos menesteres sino simplemente aficionados al tiro deportivo.
Cuando quisieron trasladarse de los helicópteros rumbo al avión comenzaron los tiros pero la mayorÃa de ellos iban a destinos tan perdidos que incluso llegó a morir un miembro de la torre de control. Los palestinos entraron en pánico y comenzaron a matar a diestra y siniestra llegando a explotar granadas al interior de los helicópteros y disparando a todos ellos.
El resultado, una lista inmensa de muertos, muy pocos sobrevivientes y el desastre que se querÃa evitar perpetrado por completo. La situación no podÃa terminar ahÃ, y trajo consigo consecuencias, para mucha gente, que durarÃan años, basadas en venganzas y más violencia de la que habÃa hasta entonces.
Cuando las autoridades bolivianas se enteraron que el viceministro Illanes, estaba plagiado por los cooperativistas mineros, tuvieron muy pocas horas, pienso yo, para poderse dar cuenta de la magnitud del problema y mucho menos llevar a cabo operaciones factibles para su rescate.
Los cuentapropistas exigÃan la liberación de sus compañeros detenidos y el repliegue de la policÃa para poder negociar la entrega. Por un lado, un Estado, que creo, no pensó en que las cosas puedan tomar un curso tan desastroso, y por el otro lado, los mineros que tenÃan, entre otras cosas, un cóctel de bronca y alcohol (pero mezcla no puede haber), se cruzaron en caminos tan borrascosos que terminó como la masacre de Múnich, en un desastre total.
Los policÃas se quedaron en el camino a alimentarse, los mineros aprovecharon eso para atacarlos y rodearlos, la fuerza del orden respondió con Ãmpetu y entre muchos heridos y un nuevo muerto, un grupo de criminales sin conciencia le dictaminó una horrible sentencia de muerte a quien supuestamente asistió al lugar del conflicto para buscar la paz.
Dudo mucho que las investigaciones judiciales ahora se centren en la justicia y lo que haya sea una búsqueda sólo del castigo, y que la verdad como viene sucediendo hace 11 años no aparezca, por lo menos mientras siga este gobierno. Pero al menos todos deberÃamos tratar de aprender de esta lección e intentar resolver los problemas mucho antes de que la sangre nuevamente llegue al rÃo.
(*) Es paceño, stronguista y liberal
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