La joven relató que desde que tenÃa 15 años fue obligada a trabajar en el sitio bajo amenaza de alejarla de su madre y hermano. Por ese motivo decidió apoyar las actividades de su progenitor, pero a medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de que ocurrÃan hechos "irregulares".
Aunque en un principio le resultó complicado investigar porque ella ingresaba a trabajar a las tres de la madrugada, cuando terminaba el show, con el transcurrir el tiempo se dio modos para entrevistarse con las mujeres que presuntamente eran captadas a la fuerza por su padre.
ANF intentó contactarse con el empresario para conocer su versión de los hechos, pero uno de sus administradores dijo que se encontraba de viaje en Panamá, donde permanecerá durante la semana. Aseguró que Cámara no estaba conectado a internet.
Ante la insistencia de este medio para entrevistarlo, uno de sus administradores aseguró que Nohemy tiene intereses económicos y que pretende apropiarse de la infraestructura de Katanas. En una llamada posterior, el celular estaba apagado.
Nohemy reconoció que desea "recuperar" el predio, que es, dijo, de su propiedad. Contó que compró el sitio a un banco en 2009, pero no dio mayores detalles de cómo obtuvo los recursos para hacerlo cuando ella tenÃa sólo 19 años (hoy tiene 26). Expresó que si recupera el sitio le dará otro uso.
"Me sorprenden esas declaraciones porque ese lugar es mi casa. Yo lo adquirà y cuando lo recupere lo vamos a demoler, no habrá más Katanas", contó. No se pudo contrastar esa versión con fuentes del bar.
Según explicó, la mayorÃa de las jóvenes que trabajan en ese local son de Paraguay, Brasil, Venezuela, Colombia y Cuba, internadas a Bolivia de forma ilegal; en algunos casos, expresó, les arrebatan sus pasaportes para obligarlas a prestar su servicio bajo amenaza de deportación.
Supuesto abuso sexual y laboral
Insistió en que las mujeres que trabajan en el club de su padre "son abusadas sexual y laboralmente" y que se les paga menos sueldo del que les prometen.
De acuerdo a la denunciante, cuando se realizan operativos de la Intendencia Municipal y Migración, los administradores de Katanas son alertados por un funcionario de esas entidades que los ponen sobre aviso, lo que es aprovechado por los empleados para poner todo en orden y evitar sanciones.
Dijo que cuando ello ocurre, los empleados "esconden a las chicas" en unas "paredes falsas que hay en todo el local".
Nohemy asegura que hasta 2015, año en que abandonó su trabajo y decidió denunciar los actos irregulares, trabajaban en el sitio unas 120 mujeres, algunas de ellas menores de edad.
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