Batalla espiritual por la vida y la familia

Las fuerzas pro vida de la Iglesia Católica se reunieron en Oruro del 1 al 3 de septiembre recientes para verificar el IX Congreso "Por la Vida y la Familia", bajo la conducción de Monseñor Cristóbal Bialasik, Obispo de Oruro y presidente de la Fundación Vida y Familia de la Conferencia Episcopal Boliviana y un equipo de expositores de primera línea.

Esta singladura defensora de la Cultura de la Vida tuvo sus inicios el año 2007 "en procura de aunar esfuerzos y propuestas de acción que promuevan y defiendan la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural, así como el respeto y promoción" de la familia frente a la "ideología de género" que hoy por hoy se ha constituido en la punta de lanza de la reingeniería del concepto de familia, que en definitiva busca no sólo su redefinición sino su aniquilación. Esta teoría lanzada en 1994 en la "IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing" ha ido penetrando sin pausas y empleando todos los medios posibles.

Terribles males sociales, que son promovidos desde los Estados, éstos que teniendo la misión de proteger el bien común se han convertido en servidores del mal, como es el caso del aborto, que ha surgido en todas partes como una epidemia. Si tomamos como ejemplo el VIH, podemos darnos cuenta de que la gente aún éste, no ha cambiado sus comportamientos, sino que continúan teniendo las mismas conductas o peores, aferrados a lo que los grandes y poderosos lobbies promueven como son los profilácticos, los métodos anticonceptivos artificiales y el aborto mismo, es como decir a los jóvenes «no abandonen el carnaval, no abandonen la promiscuidad, continúen haciéndolo».

La teoría de género liderada especialmente por el movimiento LGTB, propugna que las obvias diferencias anatómicas del hombre y la mujer no corresponden a una naturaleza fija, sino que ésta es una construcción convencional según los roles y estereotipos que la sociedad asigna a ambos sexos, que ellos denominan roles. Los lobbies propulsores de estas conductas influyen en los procesos legislativos de los países para conseguir la promulgación de leyes favorables a estilos de vida abyectos.

Así, hemos sido testigos en los últimos veinte años especialmente -aunque sus prolegómenos arrancan desde la década de los 1960- de una avalancha de presiones desde ámbitos poderosos, que desarrollan una neo colonización del mundo privilegiando a grupos minoritarios en desmedro de las mayorías, insuflando una supuesta «liberación total del hombre», para desconstruir la familia, con las armas de la modificación del lenguaje, la reproducción, la cultura, la educación, la religión.

La teoría de género ataca el matrimonio y la familia. El Papa Benedicto XVI nos recordaba que «el matrimonio y la familia no son, en realidad, una construcción sociológica casual, fruto de situaciones históricas y económicas particulares», «las diversas formas actuales de disolución del matrimonio, como las uniones libres y el "matrimonio a prueba", hasta el pseudomatrimonio entre personas del mismo sexo, son expresiones de una libertad anárquica, que se quiere presentar erróneamente como verdadera libertad del hombre» (6-6-2005).

De particular importancia es la influencia negativa que la teoría de género insufla en los programas educativos, a través de los cuales va consiguiendo un cambio de mentalidad de los niños y adolescentes particularmente respecto del aborto, las uniones del mismo sexo, la adopción de niños por parte de parejas homosexuales o lésbicas, desde la falacia de "derechos sexuales y reproductivos", una ofensiva gradual en la estrategia y radical en sus objetivos.

"Los derechos y valores inherentes a la persona humana ocupan un puesto importante en la problemática contemporánea. A este respecto, el Concilio Ecuménico Vaticano II ha reafirmado solemnemente la dignidad excelente de la persona humana y de modo particular su derecho a la vida. Por ello ha denunciado los crímenes contra la vida, como "homicidios de cualquier clase, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado" Declaración Iura et Bona, 5-5-1980).

¿Y qué podemos decir de la manipulación genética que se realiza sin conciencia alguna, que ya no es una utopía sino ciertamente una amarga realidad?

Definitivamente, la tragedia más terrible de la sociedad actual, es en palabras del Papa Pío XII «la pérdida del sentido del pecado» que es la expulsión de Dios de uno mismo. San Juan Pablo II ha afirmado que en este estado el hombre comete el pecado sin llamar por su nombre lo que hace, es el camino de la falsificación de la verdad.

Por mucho que la humanidad quiera rechazar esta verdad, y por mucho que trate de borrar el sentido de pecado de las conciencias y en las costumbres, la Cruz siempre dará testimonio de esta verdad. Estamos inmersos en una batalla espiritual para la cual nuestras armas son la oración, la formación y la acción.

german_mazuelo_leyton@yahoo.com