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Domingo 04 de septiembre de 2016

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Revista Dominical

Reflexión acerca del libro " Adolescencia"

04 sep 2016

Fuente: LA PATRIA

Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas

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Me permito, como autor de este ensayo, que es la aproximación más reciente y actualizada sobre la decisiva fase de la adolescencia, esbozar una introducción. El libro es perspicuo sin atisbo de hipostasiar a la adolescencia; trata de desvelar las profundas inquietudes de los jóvenes por alcanzar la verdad, por ello, ante la multiplicidad de percepciones sobre la adolescencia no está demás que se lo use como texto orientador escolar-universitario, sin presunción alguna.

Esta es una fase de la vida, sabiendo que hay otras, empero, como autor me inclino a establecer a la adolescencia como la más determinante, y en rigor, tanto la adolescencia como las otras fases de la vida, siguen manteniéndose poco esclarecidas.

Es genuinamente estimulante que, al estar las fases de la vida escasamente esclarecidas en su real profundidad, no intervienen épocas de transición o de decadencia, debido a que en todas las épocas de la vida humana fue y es cardinal la intervención de los adolescentes en la creación de nuevos sistemas de vida, de costumbres, hasta decantar en las leyes, acorde a las necesidades de las diferentes poblaciones, aclarándonos casi a la perfección un trozo del pasado y porque la juventud sobrepuja a las sociedades contagiadas por la inercia y la rutina.

En suma, al escribir sobre este tema, se debe ser consecuente a la importancia que asume cualquier intención de aproximarse a la complejidad de todas las fases de la vida; especialmente a la de la adolescencia y la concreta percepción que inviste la vida humana, sin considerar los elementos de transición y decadencia porque esos conceptos no son falibles para la adolescencia.

Por supuesto que este ensayo no es lejano a la peculiaridad, interesante o no, del autor, y que constituye, modestamente, su estimable distintivo, que le asigna mayor actualidad. El desconocimiento que se padece sobre las fases de la vida, posee en cada caso caracteres y proporciones diferentes que, aunque sea solo un ejemplo, el autor, con su percepción, ha decidido dibujar, simplemente para esclarecimiento cercano.

A juicio del autor, lo escrito hasta ahora sobre las fases de la vida no pueden dar un paso y avanzar si no hay producción sobre este interesantísimo tema de la especie, y empezar así de verdad a constituirse en lo que el título de la obra promete, si no se cubren los vacíos de conocimiento que se abren como simas entre las diferentes formas de acometer la fase de la adolescencia.

Es menester puntualizar verazmente que en los últimos cincuenta años, tanto por la filosofía y sus ramas de la sociología y la psicología, pues aquella es madre de todas las ciencias, se comenzó a investigar esta inextricable maraña de enigmas sobre la adolescencia y, a pesar de ello, seguimos in albis o en blanco sobre el tema que por su naturaleza es pertinente continuar, debido a la incontrastable realidad que el empuje de la adolescencia ha transformado el mundo.

Parecería, pues, inexcusable, que no estuviésemos suficientemente impuestos sobre la complejidad de la adolescencia, que es un fenómeno socio-psicológico de incalculable dimensión. El hombre simple y el filósofo actual al meditar sobre las cuestiones viscerales de la vida como representa la adolescencia; una etapa de la vida de mujeres y hombres que visualiza y pronostica cómo será el mundo del futuro. De esta forma pueden llegar claridades y luces que quizás antes no se habían logrado y mientras cualquier autor haga penetrar una luz nueva en el núcleo relativamente constante de los problemas de la adolescencia, este esfuerzo es válido.

Es ciertamente probable que el índice no satisfaga a todos los lectores que me honran leyéndome, por el alcance del tema. Así, el tema inicial abarca, desde el nacimiento de un nuevo ser y las vicisitudes que debe superar para implantarse en la vida hasta que comienza a sentir las expresiones de la conciencia en el tema segundo. Como una ráfaga se cae en cuenta que la incertidumbre y la búsqueda de vocación es una constante muy compleja que debe discernir el adolescente, no sin esfuerzo y que se lo desbroza ampliamente, en el tema tercero.

Que la vida del prójimo es importante con su inevitable relacionamiento y, por ello, se presiente que esos caracteres son similares a la vida que despunta en ese adolescente, entonces, descubre que el prójimo que creía que era igual manifiesta su diferencia al no ser como el, impeliéndole a cultivar el relacionamiento, como se describe en el cuarto tema.

Las experiencias del adolescente deben consolidarse para que sirvan de marcos de referencia en su vida futura; lo mismo sucederá con los conocimientos aprehendidos en la cautivante etapa escolar-universitaria; analizados en los temas quinto y sexto.

En el numeral siete todo lo anterior se aclarará en la conciencia y espíritu del adolescente cuando estos dejen correr la pluma, desvelando las fortalezas y deficiencias que se corregirán, asignándoles cierta cualidad peculiar y fecunda a todo lo que eventualmente escriba, pues al tener que descubrir para conferirle verosimilitud a sus experiencias, conocimientos, alcance y límite de los mismos, además los supuestos desde los cuales vivirá esta fase de la adolescencia, identificara estos supuestos tácitos para realizar el hallazgo del conocimiento leal de sí mismo, manteniendo inscrita su existencia, trascendiendo esa correspondencia honesta entre el yo y lo externo; este tema ocupa un lugar particular en el ordinal octavo.

Cuando aplica la experiencia, los conocimientos, identidad y el correspondiente conocimiento a sí mismo, ejerce la adultez, que no está exenta de complejidades y tierras movedizas, debido a que para aspirar a la paz interior, la comprensión y la percepción naturales de la finitud o mortalidad son imprescindibles, que no es poco, ya que es un interrogante inextricable en toda la vida consciente. Superar este proceso de la inherencia de la finitud, descrito en el tema noveno, evitará que se constituya en un detonante para depresiones y temores intermitentes por su condición de inexorable; amenguando el escepticismo y forjando la esperanza, explícita en el numeral diez, como el autor abriga la esperanza y el propósito de presentar en esta obra estos problemas de mujeres y hombres y debería servir para que los lectores puedan formarse una idea objetiva sobre sí mismos y su vida y sobre su actitud frente a la realidad de la misma, entendida en todas sus fases y dimensiones, particularmente la adolescencia, y si filosofa ha de ser plenamente consciente de lo que se trae entre manos.

Fuente: LA PATRIA
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