El último 23 de agosto, se cumplieron 75 años de la firma que rubricaron en Moscú, Joachim von Ribbentrop por la Alemania Nazi en su condición de Ministro de Asuntos Exteriores del Reich, y Viacheslav Mólotov, como Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, sobre el documento que vino a denominarse Tratado de no Agresión entre Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, conocido coloquialmente como Pacto Ribbentrop-Mólotov.
Este compromiso fue signado 9 días antes de que comience la Segunda Guerra Mundial y duraría 22 meses, tiempo que le sirvió a ambas potencias para hacer lo que les vino en gana en la zona oriental del continente europeo.
Este tratado promovía principalmente el no agredirse entre ambos y no formar parte de terceros para atacarse, así como declarar zonas de influencia para ambos, con países y territorios de los que dispondrían más adelante como si de una herencia se tratara.
Polonia, la primera víctima iba a ser dividida entre ambos, incluso la Wehrmacht y el Ejército Rojo establecerían, en un acto conmemorativo, una frontera común sobre el río Blug cuando ambas fuerzas se encontraron. Finlandia (que posteriormente le daría una cátedra a la URSS de cómo luchar en la nieve y derrotar a todo un ejército con tan solo partisanos), Estonia, Letonia, Lituania y la Besarabia estarían en el área de influencia soviética. Alemania recibiría de sus aliados comunistas Petróleo, Zinc. Magnesio, Hierro y mucha materia prima para su maquinaria de guerra. Los nazis los engalanaron con radios, y hasta un buque de guerra y ambos líderes sonreían a la prensa hipócritamente puesto que los dos hombres más sanguinarios de la conflagración, se daban la mano de frente mientras escondían el puñal en la espalda.
Las razones verdaderas para este acuerdo no necesitaban ser escritas, tenían únicamente como objetivo el ganar tiempo, porque mientras acordaban el tratado, ambos se declaraban la guerra a futuro.
Para entonces, Hitler ya había sellado la suerte de Polonia, víctima que osó mostrar su poderío bélico al mundo a través de la Blitzkrieg o guerra relámpago y enseñar a su aliado de lo que era capaz de hacer con quien lo enfrentase. Pero sus ojos estaban realmente puestos en Francia e Inglaterra, con ambos debía vengar la derrota del 18, sobre todo el humillante Tratado de Versalles.
Decidido como estaba a aplastar este par de potencias no podía darse el lujo de luchar en dos frentes, al menos no al inicio, y con Italia haciéndose cargo del Norte de África, Stalin era un aliado fantástico en el Este.
?ste por su parte no pensaba diferente. Las refriegas internas de los subversivos al régimen comunista, habían desgastado mucho al esmirriado Ejército Rojo durante 1938, sus vías de comunicación hacia sus fronteras aún eran débiles y la aplanadora Nazi no era un rival deseable en 1939. Necesitaba tiempo también para dos temas fundamentales. El primero, organizar su ejército y armar su hasta entonces casi inexistente fuerza aérea y segundo para poder adoctrinar a su población generando un nuevo enemigo de la Madre Rusia en los países del este (que poco cambiaron ciertas cosas ¿verdad?) uniendo a todos los soviéticos en apronte ante la posibilidad de una invasión.
Los tiempos fueron los justos, para 1941, Hitler era dueño de casi toda Europa, y aunque no había podido derrotar el espíritu inglés pese a que en Londres era difícil encontrar ladrillo sobre ladrillo, esta vez su mirada giró al oriente y su hasta entonces aliado se convirtió en su peor enemigo. Stalin aguantó lo necesario, trabajó arduamente mientras el Fuhrer le dio el tiempo, y para cuando comenzó la operación Barbarroja, la URSS, ya no era la misma, su ejército se había potenciado y el mensaje sobre la población caló hondo, Rusia no podía ni debía caer.
Romper el tratado y declararle la guerra a Rusia será el punto de inflexión en la contienda y el principio del fin para los nazis. Subestimar a su enemigo y al invierno ruso, le significarían a Hitler la debacle continua hasta el momento de su inmolación.
En cambio para Stalin, la declaratoria de guerra fue el inicio de su gloria. ?l sabía que si los nazis lo invadían en 1939 hubiera significado no sólo su muerte sino el fin de la Unión Soviética. La tregua que le otorgó quien después sería su némesis, le permitió ver después ver flamear la victoriosa bandera roja sobre las columnas destrozadas del Reichstag.
Ambos aliados tuvieron comienzos similares pero finales muy diferentes por la forma unilateral y sin un buen análisis a la hora de romper la alianza que tantos beneficios les reportaron mientras estuvo vigente.
Los acuerdos interesados tienen graves consecuencias cuando su origen es el beneficio unilateral, y estos están condicionados a necesidades coyunturales que en cualquier momento se pueden perder.
Cuando comenzó el proceso de cambio en Bolivia, su prima fuerza social, los cocaleros, estaban muy focalizados en una zona por demás estigmatizada por el narcotráfico y sobre todo, su accionar tenía la pesada carga de su historia de bloqueos y enormes perjuicios causados al país en la pasada década. Eran su primera fuerza de choque, pero no era lo más aconsejable exponerlos demasiado en defensa del nuevo gobierno por estas grandes manchas que cargaban encima.
Las Fuerzas Armadas y la Policía no eran del todo confiables, lograrían comprar su alma más adelante, pero eso tomaría mucho tiempo y mientras existían en las cúpulas castrenses oficiales incapaces de comulgar con el socialismo, era mejor ni tomarlos en cuenta para defender el proceso.
Los campesinos todavía estaban muy alineados a una COB que no hacía mucho, incluso expulsó de sus filas a Evo Morales calificándolo por aquel entonces como traidor del movimiento obrero, por lo que el nuevo gobierno no contaba con ellos como una fuerza social que pudiera sostener los embates que sufriría el nuevo orden en cuanto empiecen las transformaciones más profundas.
Los únicos a mano y que ya habían demostrado su valía cuando no permitieron que hereden el poder ni Vacadiez ni Cossio, eran los cooperativistas. Su cantidad de personal, su fácil movilización pero sobre todo su espíritu combativo, los convirtieron en el hijo mimado del nuevo gobierno y no dudó a la hora de darles todo tipo de beneficios, desde onerosos regalos, pasando por cuotas de poder en el ejecutivo y legislativo, hasta prebendas descaradas como no cobrarles impuestos ni rendir cuentas cabales, como les sucede a los explotadores del oro por ejemplo.
Hoy que las fuerzas sociales se han equilibrado en otras direcciones y que ya no son la punta de lanza del pacto de unidad, luego de una dramática prueba de fuerzas con muchos muertos y un mártir más sufrido que el propio Jesucristo, el antes padrino gobernante, rompe el pacto y saca a recién a relucir los demoníacos defectos de un sector más que había sido más capitalista que la propia Cainco.
No es la primera ni la última vez que veremos aliados convertidos en enemigos. Sólo quiero traer a manera de reflexión el hecho que no se debe subestimar a ningún enemigo, peor si fue nuestro amigo, porque puede que sea quien más conozca nuestras debilidades y peores defectos.
Es paceño, stronguista y liberal
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