Vivimos tiempos singulares, la realidad se codea cada vez más con la realidad virtual aún en campos tan complejos como los recursos naturales y su aprovechamiento. La difusión masiva e instantánea de datos y anuncios en las redes sociales y en medios tradicionales sobre proyectos tan variados como la Represa del Bala, la pretensión de ser Centro Energético del subcontinente, el Centro de TecnologÃa Nuclear, la industrialización de metales, la revolución del agro, etc.; provocan encontradas reacciones en la población según sea su afinidad o discrepancia con el modelo económico que los genera y aleja su atención de problemas del mundo real, de aquà y de ahora como la crisis del suministro de agua a departamentos como Potosà y Cochabamba, el estancamiento de reservas en los sectores minero e hidrocarburÃfero por falta de exploración, el dilema del sector minero entre virar hacia la minerÃa de gran escala y/o seguir con el crecimiento de la minerÃa informal, la invasión de productos ajenos al paÃs a la mesa de los bolivianos, etc. Esto genera una falsa percepción entre lo real y lo virtual en una población ávida de resultados con proyectos muchos de ellos con una larga historia de claroscuros. En la tónica de esta columna me referiré hoy a solo dos: el agua y la minerÃa informal; problemáticas de aquà y de ahora (referidas en mi libro: De oro, plata y estaño. Plural Editores 2014, La Paz, Bolivia).
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El año 2005 y como presidente del Colegio de Geólogos, promovà un debate con siete expertos sobre el retroceso de los glaciares andinos y las consecuencias para el suministro de agua a las grandes urbes del paÃs, los acuÃferos subterráneos, las aguas fósiles, el Silala, el cambio climático y otros; las conclusiones se remitieron a las autoridades, predecesoras de las actuales que pretenden re analizar la temática con ayuda de instituciones extranjeras. Un dato interesante del coloquio aquel, la inversión histórica de la cooperación internacional en el tema agua y hasta entonces superaba ya los dos mil millones de dólares, sin embargo hasta ahora el Altiplano sigue desértico, no se han solucionado los problemas de suministro, el Silala sigue ahà incólume al paso de la historia y seguimos soñando en un Altiplano verde en represas y en revoluciones agrÃcolas. El tema del agua es milenario, como paÃs hemos hecho toda suerte de intentos, hemos asistido a todos los Foros Mundiales sobre el tema y hay conclusiones de interés que duermen el sueño de los justos. Hay muchÃsima información al respecto y su análisis debiera preceder cualquier nuevo intento. El retorno al mundo real es necesario, aquà y ahora si pretendemos avanzar en la temática.
La minerÃa informal, cuyo actor principal es el cooperativismo, nació allá por los años 60 como un paliativo para el desempleo creciente de la mano de obra en las minas, es ahora la élite del sector que pretende dirimir el curso de la historia de la minerÃa nacional y que ya controla más de la tercera parte del valor de la producción minera y casi el total de la de oro. El problema del subsector no son sus privilegios y/o su poder polÃtico y de generación desempleo; el problema real es que hemos adoptado un modelo para el sector minero que fomenta este tipo de minerÃa que puede ser exitoso cuando los precios de metales son altos pero lapidario cuando estos bajan y cuando se tienen consideraciones de orden técnico, medioambiental o tributario. Como lo plantee desde siempre, debemos tomar la decisión polÃtica de dirimir si esta es la clase de minerÃa que favorece al paÃs o, si por el contrario urge racionalizar el subsector y cambiar su matriz productiva para insertarlo al circuito de la minerÃa moderna que opera en el resto del orbe. Es una decisión a tomar aquà y ahora si pretendemos mejorar el sector minero nacional.
Ing. Geólogo, ex Ministro de MinerÃa y Metalurgiak