La ceguera no es una "piedra" en el Camino de Santiago

El Camino de Santiago permite a los peregrinos disfrutar de hermosas vistas, pero aquellos que no tienen ese don viven una experiencia distinta, aunque no menos gratificante, como ocurre con un grupo de 15 personas invidentes que culminaron ese recorrido.

La plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela es la meta para todos los peregrinos y una quincena de ellos recorrieron más de 100 kilómetros de esta histórica ruta hasta el Noroeste español, con otros diez acompañantes, todos ellos de la Asociación de Usuarios de Perros Guía de la región de Valencia (este de España).

Miguel Ángel Fernández es uno de los caminantes que ha acompañado a los invidentes y que explicó a Efe cómo han trabajado con los perros.

"Se les ha preparado durante dos o tres meses, se les echa en las almohadillas (de las patas) un tipo de cera para que no sufran y en algunos casos, cuando han tenido algún problema, se les han puesto unos patucos" o calcetines, señaló el preparador.

Isabel Mas es una de las mujeres invidentes que se ha atrevido con este desafío, de la mano de su marido y de su perra Austin, nacida y criada en Rochester (EE.UU.).

Al ser preguntada por la parte reivindicativa del viaje, Isabel lo tiene claro: demostrar que, a pesar de las dificultades que pueden surgir de no orientarse por el sentido de la vista, también puede ser "totalmente autónoma".

Finalizado el trayecto el balance es muy positivo, dice Isabel, quien reconoce que a veces se han encontrado con reticencias para que los animales pudiesen acceder a determinados lugares o ciudades, en las que había mucha suciedad por el suelo, lo que les creaba inseguridad.

"La verdad es que a mi perra le ha gustado mucho y aunque se ha cansado, que es normal, yo creo que ha disfrutado", añade.

Para Paco Nebot, otro de los integrantes de la comitiva, la experiencia ha resultado "maravillosa" y ha destacado, con una amplia sonrisa, que le ha encantado encontrarse a sí mismo y conocer a "mogollón de gente en el Camino".

¿Dificultades? Paco menciona el calor que soportaron en algún momento, tanto ellos como los perros y, al ser un recorrido de montaña para gente vidente, "puede resultar más fácil, pero para los deficientes visuales o los ciegos totales es más complicado".

"Yo llevo desde finales de junio andando con Hallie una media de 15 ó 20 kilómetros al día para aguantar bien las etapas y tampoco tiene nada que ver el entrenamiento que haces en tu territorio, por así decirlo, que llegar aquí y meterte en montañas o cuestas muy pronunciadas, pero lo hemos llevado muy bien", ha opinado.

Fidel Fernández ha sido el ayudante de Paco, aparte de su perra Hallie, y confiesa con una sonrisa que no ha tenido tiempo de aburrirse: "He tenido que estar pendiente todo el rato de a quién tenía delante y a quién tenía detrás para no comerme a un perro o caerme por culpa de un perro".

Fidel no es el único voluntario que se ha sumado a la aventura. Aquellos deficientes visuales que querían peregrinar con sus parejas o un amigo lo han hecho, y a los que se inclinaban por hacerlo en solitario se les ha ofrecido la posibilidad de ser acompañados por, hasta ese momento, desconocidos, que al finalizar el recorrido han acabado trabando amistad con sus compañeros de ruta.

En definitiva, este grupo de 25 personas que han realizado su travesía por el llamado Camino Francés de la ruta a Santiago han puesto de relieve la importancia de una sociedad más inclusiva y, en consecuencia, más abierta para todos.

Fuente: Por: Edith Filgueira España, (EFE)