Estas muertes -una vez más- este cÃrculo de intolerancia -una vez más- esta irracionalidad colectiva -una vez más-; nos obligan a pensar y a interpelar, interpelación a los poderosos y a nosotros mismos.
¿Hay alguna diferencia entre las formas de tensión entre este Estado y el mal llamado Estado "neoliberal"? ¿Son distintos los bloqueos? ¿Son distintas las respuestas de presión-represión-negociación? El asesinato del viceministro Illanes es una diferencia que si algo marca es la urgencia de detener esta locura. ¿Puede una sociedad que se respete autorizar el uso de dinamita en las calles en actos masivos de protesta? ¿Es siquiera concebible que ese medida elemental sea sujeta de debate? Baste decir que entre 2006 y 2016 se han producido casi sesenta muertos como producto de conflictos sociales, cuando de lo que se trataba era de aprender la sangrienta lección del pasado inmediato.
Si tras este acto de barbarie el único resultado va a ser la lista de acusaciones contra el imperialismo, la derecha y la oposición en todas sus formas, no habremos avanzado nada y, de nuevo, seguiremos camino a un abismo polÃtico y social de incalculables consecuencias.
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