CONOZCO TU LEYENDA -me dice el editor de 3600, la editorial que ha publicado Bolivia, la antologÃa de textos sobre el paÃs que ha preparado Homero Carvalho en el que me ha incluido "Una atracción engañosa" un texto sobre PotosÃ.
-¿Cuál -le replico-, la buena o la mala? (Risas).
Homero bienhumorado como siempre, generoso, entusiasta con la obra y los trabajos ajenos, dando, ofreciendo. Se ha convertido en un eficaz embajador de la poesÃa boliviana, siempre de un lado a otro, fuera del paÃs, y dentro, en rincones que autores demasiado pagados de sà mismos, desdeñan: escuelitas, centros culturales de pueblos y ciudades pequeñas... un público de gente que de ordinario no cuenta para nada y existe, y lee y escribe y crea.
A Homero le conocà hace unos años en Santa Cruz, al hilo de una feria de libros, y escribà algo sobre una novela suya que me habÃa gustado: La maquinaria de los secretos. Ya entonces me pareció alguien de fiar que creÃa mucho en lo que hacÃa, pero muy atento a lo que hacÃan los demás.
Hemos cenado en el Rincón Español, un restaurante que de español solo tiene el olor a rancio, donde conspiraba o desde donde gobernaba, a golpe de plato de callos a la madrileña, el millonario Sánchez de Lozada, dicen, insisto, porque aquà entre lo que dicen y es o fue hay una distancia de verdad literaria. Las andanzas de Ciro Bayo sobre la mesa y otras andanzas, menos antiguas. Bolivia no podÃa estar libre de tener su rosca literaria (y roscas de todas clases). Me engañaba porque no la veÃa más que de lejos. Los escritores de una ciudad y otra están enfrentados, y se muestran poco aprecio: los de La Paz, los de Santa Cruz, los de Cochabamba, alrededor de sus universidades y periódicos. Homero Carvalho parece planear sobre esas miserias y Ramón está, de siempre, a otras.
Copio uno de los epÃgrafes del libro, sacado de la Nueva crónica y buen gobierno, de Felipe Guamán Poma de Ayala: "Los escribanos asentaban todo en el quipu con tanta habilidad que las anotaciones resultaban en los cordeles como si se hubiera escrito con letras".
Más que citar versos,  copiarÃa el libro entero.
Quipu morado
Taki Onqöy
Nunca hubo sumisión
les hicimos creer
que creÃamos en su dios
y en sus santas y santos
El poema, ¿dónde está el poema? Como un fantasma, aparece cuando menos se le espera, pende de un hilo, como un quipu, nudo y recordatorio de vida, mensaje. El poema como una tela de araña en las ramas, entre las hierbas, al amanecer brillante, luego desaparecida, el poema era esa tela y las gotas de rocÃo en ella atrapado: montañas, ayllus, almas (ajayus), vientos, coca y ayahuasca, muerte y vida, hielos, alpacas, papas y cerros nevados... "el altiplano era un aguayo de infinitos colores".
Ahora, en la noche, las luces incontables "de la ciudad oscura" que suben al Alto, donde fue martirizado y descuartizado por los españoles Tupac Katari para escarmiento de rebeldes: "me matan a mÃ, pero no saben cuántos vienen... y dicen, los que estuvieron, que un viento hereje poseyó a La Paz y desde entonces esta ciudad no tiene calma".
Leo y releo, y advierto que Homero es un poeta que no se hace moderno ni urbano, sino que busca su animal interior, ese que está en contacto con nuestro ajayu y busca sus raÃces originarias, de mirada y de lenguaje, en la tradición de pueblos que están ahÃ, en una mutua pertenencia, Moxos originario el suyo -el de su libro Los Reinos Dorados-, altiplano y La Paz helada de su juventud, donde le aparece el guÃa de los quipus, don Filomeno, sabio, con sus nudos en la mano como mejor regalo: un nudo de cabellos como una constelación y un testimonio de amor sin edad.
Miguel Sánchez-Ostiz.
Navarra, 1950.
Premio Herralde de Novela, España.
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