Después de la divertida cena, el embajador pidió a su asistente que llame a una empresa reconocida "para que un radiotaxi me lleve a mi domicilio". Mejor garantizar un retorno seguro porque en las noches paceñas hasta las canosas corren peligro.
Al entrar pensé que estaba en un vehÃculo diplomático. OlÃa a limpio de rosas frescas, tenÃa los asientos de cuero negro, cómodos, los pisos sin polvo y el conductor me pidió que me ponga el cinturón de seguridad. Sin salir del asombro me fijé en el número de placa bajo la ventanilla y en la pegatina que coloca el Gobierno Municipal para garantizar el registro del servicio.
Aparentemente era un auto afiliado a una de las muchas empresas legales que existen en el paÃs, pero a la vez todo era distinto. El taxista me preguntó si querÃa escuchar música, "¿cómo?", pregunté cada vez más desubicada. "No sé si prefiere música, noticias o silencio", me contestó.
"Prefiero conversar, me encanta hablar con los conductores y más con Usted porque no puedo creer que esté en un radiotaxi tan nuevo, pulcro, limpio aunque son casi las doce de la medianoche y seguramente trabajó todo el dÃa".
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"Es que a mà también me gusta conversar y escuchar los buenos comentarios de mis clientes. Casi todos me felicitan cuando los llevo porque yo trato de que se sientan bien. No sólo por el aseo sino porque conduzco con cuidado; prefiero ir más lento que rápido aunque si se puede acelero un poco para que no se desesperen y sepan que llegarán a tiempo". Mientras me miraba desde el espejo retrovisor y lucÃa su camisa primaveral y un chaleco marrón claro, tÃpico de los antiguos choferes del Colectivo 2.
"Por qué", insistÃ. "Mis colegas se hacen la burla, incluso me chancean porque yo gasto tiempo y dinero en la limpieza. Al empezar el dÃa paso el trapo con un buen producto, a la tarde otra vez y también si es necesario cuando alguien entra con barro o un niño come y mancha. Ellos me dicen, para qué tanto esfuerzo, en vez de descansar mientras esperas, para qué gastar plata si te pagan lo mismo, a mà me pagan Bs. 20 si mi auto está sucio o viejo y a ti igual".
Entonces me explicó su filosofÃa de vida: "Yo les contesto, porque a mà me gusta ser un taxista diferente. Yo sé que me pagan lo mismo, sea la carrera que sea. Sin embargo, casi todas las personas que llevo durante el dÃa quedan contentas conmigo y me hablan amables."
"No tuve dinero para ser un buen profesional ni tuve entrenador para ser campeón deportivo; soy sólo taxista pero soy el mejor taxista".
Fuente: Lupe Cajias