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Sábado 20 de agosto de 2016

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CINE

"Star Trek: Más allá", la gracia del buen reciclaje

20 ago 2016

Fuente: Alejandro Alegré (elconfidencial.com)

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Uno de los mayores reproches tradicionalmente vertidos contra algunas películas de las sagas primera -la conocida como "Original"- y segunda -"The Next Generation"- del universo cinematográfico "Star Trek" es que vendrían a ser versiones extendidas de los episodios que han plagado parrillas televisivas durante medio siglo. Pero en el caso de la tercera saga, que ha despojado a la marca Trek de sus elementos más cerebrales para adecuarla a los modos del cine de acción moderno, los parecidos con esas historias concebidas en serie para la pequeña pantalla suponen un estimulante.

Al asumir el mando de su reboot en 2009, en efecto, J.J. Abrams, le sacudió de encima cualquier connotación filosófica a la saga, a día de hoy menos centrada en imaginar un buen futuro y nuevas formas de estar en la galaxia que en mostrar planetas que explotan, gente que se da estopa mutuamente y objetos que chocan. Y es cierto que "Más allá" carece casi por completo de las cuestiones existenciales que azotaban al creador de "Star Trek", Gene Roddenberry, pero en todo caso supone un regreso a los orígenes, tanto en espíritu como en tamaño.

Antes de que Abrams se hiciera "trekkie", durante mucho tiempo el sentido esencial de cualquier aventura "Star Trek" fue permitir que personas de diferentes temperamentos, creencias y tonos de piel trabajaran juntas en pos de un fin común, y eso es algo que "Más allá" recupera hábilmente. Y, sobre todo considerando el panorama que pintan los telediarios hoy día, el mensaje de unidad que eso conlleva resulta del todo pertinente.

De hecho, la película fácilmente podría considerarse una aventura genérica de no ser por la habilidad de Lin para reimaginar a los miembros de la Enterprise en una unidad familiar en la línea de la banda de Dom Toretto. Como ya les sucedía a las cuatro entregas de "Fast & Furious" que él dirigió, "Más allá" es tanto de relaciones como de acciones, y de hecho funciona mejor cuando deja a los personajes intercambiarse pullas y "oneliners" que cuando los obliga a correr de una escena a la siguiente entre cámaras nerviosas y estancias insuficientemente iluminadas. En buena medida como resultado de ello, decimos, el tamaño general de ´Más allá´ es más manejable, más modesto; si se quiere, más televisivo. Y no hay nada de malo en ello. Muchos "trekkies" estarán de acuerdo en que el medio ideal de "Star Trek" siempre ha sido la tele.

En suma, Lin no reinventa la rueda, pero al menos la hace rodar a buena velocidad, con energía y entusiasmo. Hacía tiempo, quizá desde que su tripulación original se apeó, que en la Enterprise no se vivía tal ambiente de aventura y camaradería. Puede que "Más allá" no viaje adonde ningún hombre ha llegado antes, pero sobre todo después del inhóspito terreno en el que se metió "Star Trek: En la oscuridad" (2013) -con sus terroristas suicidas, sus supersoldados, su corrupción en las altas esferas y su mal rollo generalizado-, al menos endereza un poco el rumbo.

Fuente: Alejandro Alegré (elconfidencial.com)
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