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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Perdones memorables - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Aquel domingo 12 de junio de 1994, alrededor de las 6 de la tarde, el norteamericano promedio veía un especial de la NBA cuando se sorprendió con el cambio de pantalla y la transmisión en vivo de una persecución policial al mejor estilo de Hollywood.
Una vagoneta Ford Bronco negra cruzaba a toda velocidad la interestatal 405 con casi medio centenar de patrullas policiales detrás, con las cadenas televisivas difundiendo lo que la mayoría de los televidentes pensaba que iba a pasar y con seguridad muchos productores incluso deseaban, el suicidio en vivo de una de las estrellas deportivas más queridas de la historia de la NFL, que es la liga de Fútbol Americano.
Quien conducía esa vagoneta era Al Cowlings, quien minutos antes, en una inspección regular de la policía, le dijo al oficial que en el asiento de atrás estaba O.J. Simpson apuntándole con una pistola y que lo quería matar. El Policía se alejó de la movilidad y cuando partió el auto comenzó una persecución que pasaría a la historia. Duró más de 4 horas y finalizó frente a la casa de la estrella (Simpson) donde tuvo que entregarse a la policía, al parecer convencido por el mensaje que hizo un amigo suyo a través de la radio en la que le pedía que se entregara, pero sobre todo no se suicidara.
El temor de todos a que se quite la vida empezó cuando en la madrugada de aquel domingo la policía encontró en su residencia a la ex esposa de Simpson, Nicole Brown y un amigo de ella Ronald Goldman, muertos. Ella decapitada, con muchas muestras de violencia y ambos acuchillados con múltiples heridas. El futbolista fue denunciado por violencia doméstica mucho antes y le dieron órdenes de restricción por su temperamento a causa de sus celos, lo que convirtió al mismo en el primer sospechoso, por lo tanto, la prensa se fue directamente a buscarlo sin éxito, hasta que a las dos de la tarde, un amigo suyo leyó una nota que rezaba: "Primero, que todos entiendan que yo no tengo nada que ver con la muerte de Nicole... No lo sientan por mí. He vivido una gran vida".
Para fortuna de todos de una u otra manera, Simpson se entregó a las autoridades y comenzó lo que vendría a llamarse el "Juicio del Siglo" que tuvo a los americanos en vilo sagrado durante más de un año, y cuyo veredicto final (En Estados Unidos a diferencia de Bolivia, los juicios generalmente terminan en sentencia y no como acá en el olvido), generaría más que polémica incluso llegando al aspecto racial, que si no fuera porque él era afroamericano y ella blanca, lo importante quizás hubiera sido el crimen.
Durante las primeras tramas del proceso, una jueza determinó que había tal cantidad de pruebas en la escena del crimen en contra de O.J que éste debía ser enjuiciado, de manera que después de la elección de hasta dos jurados lo más mixtos posible, se pusieron sobre la mesa todas las cartas. Por un lado una fiscalía que fue tildada de "chapucera" por la enorme cantidad de errores, producto de su inexperiencia, pero ante todo por la falta de coordinación entre las partes investigativas y la negligencia de estos al momento de recoger y conservar las pruebas.
Por el otro lado, un equipo de 6 abogados denominado por la prensa como el "equipo de ensueño", entre los que destacaban Robert Saphiro, Robert Kardashian y Galo Chacón Pazmiño quien pronunciaría la frase "si no le cabe, no lo castigue", durante la famosa prueba del guante que le quedó chico a Simpson.
No le voy a comentar cómo fue el juicio, pues necesitaría un par de horas, pero le diré que pese a que todas las pruebas estaban en su contra, los abogados de la defensa se dieron los modos y medios para desviar la atención de la causa principal del juicio. Todavía estaban frescos los incidentes de 1992, cuando por una sentencia, que exculpaba a cuatro policías blancos que asesinaron a palos a un taxista negro, hubo disturbios en Los Ángeles, que duraron una semana y dejaron más de 50 muertos y millones de dólares en daños. Una condena que podría aparentar ser racial podía volver a provocar una convulsión similar y nadie lo deseaba.
La defensa dio cátedra de cómo usar el derecho a favor de quien sabe moverse entre las líneas de la Ley e influir en el jurado con mensajes de orden social por encima de lo que realmente debería importar. Lograron anular pruebas vitales, o porque fueron mal tomadas o porque otros factores las viciaron. Además de nunca incluir hechos como las innumerables ocasiones de violencia física que durante años sufrió la víctima.
A las 10 de la mañana del 3 de octubre de 1995, luego de tan sólo 3 horas de deliberación y ante una audiencia televisiva de más de 150 millones de personas (más que cualquier Súper Tazón inclusive) el jurado declaraba "no culpable" a Simpson, que no es igual a "inocente" y esa sentencia generaría un debate que hasta hoy acapara la atención de los estudiosos del derecho.
Guardando las distancias, desde febrero de este año, Bolivia tuvo la oportunidad de vivir un culebrón en el que se vieron involucrados nada menos que, el hasta ese momento casi inmaculado presidente del Estado Plurinacional y su desconocida ex enamorada y madre de un hijo suyo.
Una vasta fortuna, acumulada por esta dama, que al parecer no reunía las condiciones naturales ni intelectuales para ser tan rica tan joven, llamó la atención de todos y fue acusada por tráfico de influencias, desatando sobre ella una persecución social y mediática como pocas, permitiéndole al sagaz ministro de la Presidencia descubrir lo que él mismo denominó como una "organización criminal" que actuó al amparo de funcionarios corruptos y que mediante actos delictivos de orden internacional lograron asestar golpes enormes y hacerse millonarios casi de la noche a la mañana.
Después de acusaciones en las que esta elegante y curvilínea dama aparentaba ser la "Madrina Boliviana", llama hoy la atención que el Fiscal de Distrito de La Paz, luego de un somero análisis de su situación penal, decidiera eximirla de 4 delitos que al principio estaban claramente estipulados, pero que de pronto, al parecer el Ministerio Público no es capaz de sostener.
Al parecer una de las lecciones más importantes a tener en cuenta de este último periodo, es que a diferencia de todos los inculpados en nuestro país y de O.J. Simpson, por ejemplo, en Bolivia te va mejor si no tienes abogado, y prescindir de sus servicios te garantiza que quienes te acusan en vez de buscarte pruebas busquen cómo quitarte delitos, y que además uno de los hombres más poderosos del país, como lo es su majestad hormonal, haga todo un trabajo investigativo en vano y que luego no tenga ni el tiempo, ni las ganas y mucho menos el deseo de presentar a las autoridades su insigne investigación, que cuando la hizo pública a la prensa, parecía el libro gordo de Petete y, que este grupo mafioso no tendría manera de librarse.
Dudo mucho que tengamos la oportunidad de escuchar una sentencia televisada o de temer el resultado de un juicio que creo nunca se llevará a cabo, porque antes que nos demos cuenta o nos enteremos, seguramente los procesos abreviados nos habrán privado de esa oportunidad. Lo que sí sé, es que mientras nos preocupamos de hacer escuelitas antigringos, nuestros odiados enemigos del norte, nos enseñaron hace mucho que aunque los culpables no sean castigados, los derechos siempre son respetados.
(*) Es paceño, stronguista y liberal
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