Jueves 18 de agosto de 2016

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La no intervención en los asuntos internos de los Estados es un principio de respeto universal que, infortunadamente, con el fin de satisfacer intereses de poder o con afanes de notoriedad, es violado con frecuencia, enemistando naciones. Esto no se relaciona con la preocupación por violaciones de los derechos humanos o la omisión de garantÃas democráticas. En definitiva es inaceptable que un presidente procure dar consejos a otro paÃs sobre el modelo o la marcha de la economÃa o de cualquier otro asunto interno.
Constantemente, los gobiernos que conforman la alianza populista ALBA, denuncian -con razón o sin ella- injerencias del ´imperialismo´ en sus asuntos internos, que se manifestarÃan en acciones directas para inducir al derrocamiento de sus gobiernos. Pero, hasta ahora, no se habÃa oÃdo de consejos patriarcales no solicitados para que un régimen de un paÃs vecino "corrija" su polÃtica económica y social. Tampoco se habÃa dado, la advertencia de que por esas polÃticas supuestamente erradas, un pueblo estarÃa por levantarse contra su gobierno.
Esa actitud de quienes detentan el poder sin advertir que este sólo es temporal y de servicio a los ciudadanos, parece dar coraje para incursionar en temas que no se conocen. Sin embargo, hay caudillos que se sienten con autoridad para dar consejos a gobernantes extranjeros sobre medidas polÃticas y económicas. Cuando esto sucede, es normal esperar que esos pretendidos consejos se tomen como agravios, más aún cuando se los hace en medio de afirmaciones sobre supuestos errores y se advierte de consecuencias internas terribles.