Miercoles 17 de agosto de 2016

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Innegablemente, hay preocupación en el gobierno y en la colectividad por la crisis económica; una crisis que es debida a la depresión de la economÃa por la baja de precios del petróleo, los minerales y materias primas en el mercado internacional y que, se creÃa, serÃa superada en poco tiempo; pero, la realidad se muestra distinta porque casi existe la certeza de que no habrá recuperación en la cotización del petróleo y, consiguientemente, de sus derivados como es el gas.
Que vivimos tiempos difÃciles después de un auge financiero por grandes excesos debidos no a que en el paÃs se haya hecho algo por aumentar la producción o tener nuevas fuentes de riqueza; ese auge se debe, única y exclusivamente, al aumento de precios del petróleo, minerales y otros que han colocado a los paÃses productores en condiciones de recibir más dinero. Al respecto, habrÃa que preguntarse: ¿qué habrÃamos hecho si esos precios no subÃan y estábamos atenidos a las cotizaciones anteriores? La respuesta es simple: no hubiésemos podido hacer nada porque no se tomó previsión alguna para diversificar nuestra economÃa especialmente con inversiones extranjeras y nacionales; tampoco hemos aumentado la producción en las fuentes que tenÃa el paÃs; menos se hizo para mejorar la capacidad industrial y mucho menos para abrir nuevas fuentes de riqueza que generen empleo, pero sin colocar sobre el paÃs una especie de "espada de Damocles" sobre el capital privado que implican las estatizaciones, nacionalizaciones, etc. que han menudeado.