Castigo al "verde olivo

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"Me rompieron la cabeza, me aplastaron la pierna con una piedra, me arrastraron. Los cooperativistas gritaban: A estos perros hay que matarles; no hay que perdonarles", acongojado contó a los periodistas el policía Alejandro Mayta, quien ingresaba al Hospital Nuestra Señora de La Paz, en una muestra clara de dolor, tras pagar el precio de la intolerancia que se vivió una vez más en el país.

"Nos han torturado, nos han flagelado, esto es el colmo, no tenemos el respaldo de nuestra institución", dijo otro policía decepcionado de sus superiores.

"Nos han robado, nos han torturado; hemos sido atacados por los cooperativistas y abandonados por nuestra institución", se quejó a la Red Unitel otro uniformado que tenía el rostro cubierto con vendas.

Mientras que el coronel Ronald Suárez, quien estuvo hace algún tiempo en Oruro como director de la Escuela Básica Policial (Esbapol) y en el Control Operativo Aduanero (COA) afirmó que les habían tomado como rehenes. Tenía los dientes destrozados y uno de los ojos dañados.

ENFRENTAMIENTO

Los uniformados del "verde olivo" fueron a despejar la vía en aquel lugar, sin embargo, nunca imaginaron que la respuesta iba a ser cruel. Aunque un día antes vivieron similar situación, incluso más de 40 policías terminaron como rehenes y fueron canjeados por los arrestados del bando contrario. Ayer, la idea era despejar la vía y sacarse "la espina" de la humillación de día anterior, pero, la superioridad numérica primó a la hora del combate. Los 1.600 policías no fueron suficientes para los miles de cooperativistas que estuvieron apostados en Mantecani, con pertrechos consistentes en dinamita y piedras, principalmente.

Los gases lacrimógenos se disiparon raudamente con el viento del altiplano y no hacían efecto para el objetivo que se planteó, como era el desbloqueo.

Los manifestantes fueron ganando terreno y emboscaron a los uniformados, muchos de ellos cayeron por estar solos en el campo, eran dos o tres que comenzaron el castigo, luego asistieron más mineros para castigar salvajemente a la "ley". Tras varios minutos de intensa gresca, los policías rescataron a sus camaradas heridos que hacían un total de 48 y se unieron a los otros 70 que resultaron maltrechos día anterior.

En el hospital todo era dolor, llanto, desasosiego, miradas de impotencia, de bronca contenida. Ojos cerrados, moreteados, en algunos casos, fracturas de brazo, tabiques, cabezas rotas y huellas de sangre que corrió por el cuerpo. Las esposas desesperadas les gritaban mediante los medios de comunicación a las autoridades de Gobierno que paren, lo que parecía ser una masacre. Más tarde el consuelo de jefes policías visitaban a los "caídos" en el enfrentamiento como una forma de consuelo, que no resolvía el dolor que sentía el cuerpo y la humillación que vivía el alma. Fue una jornada triste para los integrantes de la entidad del verde olivo, quienes sólo pretendían hacer cumplir la ley. El bloqueo sólo se levantó por la tarde, cuando se decidió ir por el diálogo, aspecto que se pudo resolver más antes y evitar ese resultado de dolor.

Fuente: LA PATRIA