Uno de los males que ha traspasado las actividades en el sector público y privado es la corrupción, actitud que será siempre moralmente condenable; ya la misma palabra "corrupción" tiene la connotación negativa de destrucción de algo que se considera valioso. En muchos casos es sinónimo de "putrefacción", "disolución".
En la vida común y cotidiana se ha establecido que la corrupción se refiere a "actos en los que el poder del cargo público se usa para beneficio personal" de una manera que contraviene las normas de conducta y el ordenamiento jurÃdico. En democracia serÃa la corrupción polÃtica y al "mal uso de un cargo público para beneficio privado", es el abuso de poder por parte de los polÃticos. El mal uso del poder por parte de las autoridades en instituciones estatales, gerentes de las empresas privadas es decir los pagos "que se hacen ilegalmente a los servidores públicos o privados con el fin de obtener un beneficio o evitar un costo".
La corrupción es contagiosa y no respeta fronteras sectoriales, implica un acto de delito y dolo porque reduce los niveles de moralidad y confianza. Una vez que echa raÃces, tienta a otros con sus ganancias pecuniarias y reduce los incentivos para acatar las reglas. Cuando los niveles de moralidad y confianza disminuyen, se hace más difÃcil resistirse a las prácticas corruptas. La corrupción virulenta puede extenderse fácilmente del sector privado al sector público, o viceversa. La corrupción genera externalidades negativas que atraviesan las fronteras sectoriales, debilitan las normas legales y morales, y facilitan otros actos corruptos.
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.