La economía boliviana tiene un bajón y ese importante hecho es admitido por el Gobierno, como no había sucedido en días pasados, cuando todavía se habló de llegar al índice de expectativa de un 5 o más en el porcentaje del Producto Interno Bruto, PIB, en la presente gestión.
Parece que en los niveles superiores se analizó el asunto y se examinaron las circunstancias que están más próximas a nuestra realidad conviniendo entre los conductores de la administración nacional en hablar con la verdad y señalar los hechos tal cual se presentan, quitando el maquillaje de optimismo forzado que se quiere imponer mostrando algunas cifras que están fuera de lugar.
La palabra oficial correspondió al Primer Mandatario en la sesión de homenaje a la Fundación de la República el pasado 6 de agosto, cuando se dirigió a los bolivianos diciendo: "Quiero informarles hermanas y hermanos, no podemos ocultar que a mayo de este año, de acuerdo al Índice Global de la Actividad Económica (IGAE) se entiende cómo hemos caído en crecimiento económico con un 4,3 %, cuando el primer trimestre teníamos 4,9%". Reconociendo de ese modo un movimiento descendente de nuestra economía.
El IGAE es un indicador con que el INE mide aproximadamente la evolución temporal del ritmo de la actividad económica nacional de manera mensual, con cifras preliminares que pueden ser modificadas. Ese índice es una referencia adelantada del crecimiento económico, mientras que el PIB contempla un sistema más completo y coherente con indicadores macroeconómicos de la economía nacional.
Se reconoce también de manera oficial que la producción de gas natural en el país disminuyó durante el presente año de 60 millones de metros cúbicos diarios a 58 MMmcd. El jefe del Gobierno admitió que es la primera vez que tenemos problemas con hidrocarburos desde el 2008 cuando se reportó una baja en la producción de gas. Mostró optimismo ante el problema, señalando que en estos días se informará sobre el descubrimiento de nuevos campos gasíferos, que aportarán a la producción de gas para exportación.
El Presidente del país confesó también que la tasa de desempleo creció de 3,5% a 4,4%, convocando a sus ministros para que busquen una solución al problema que causa mucha preocupación en los niveles de la administración del Estado. El mandatario recordó que cuando llegó al gobierno, la tasa de desempleo era 8,1% y se la bajó hasta 3,5% en la gestión del 2014, pero preocupa que actualmente esa tasa de desempleo se haya elevado al 4,4% en el denominado sector urbano abierto. Se reconoce que el ascenso en el porcentaje de desempleo generará más informalidad en el país.
Tras esas confesiones del Jefe de Estado, naturalmente que se han conocido reacciones especiales, entre expertos, analistas y dirigentes políticos, por una parte señalando que "es bueno hablar con la verdad por delante" e informar al pueblo sobre la realidad nacional.
Por otra parte, el ministro de finanzas afirmó que la economía de Bolivia sigue creciendo, pese al contexto internacional adverso marcado por la baja de precios de las materias primas, añadiendo que "estamos bien a pesar de la desaceleración que se evidenció hasta mayo".
Entre las opiniones oficiales, las que corresponden a independientes coinciden en señalar que "ante la realidad es importante pensar en el alto déficit fiscal, en mejorar los sistemas productivos, pero además en limitar los gastos en proyectos de escasa importancia económica y social". La prudencia es complemento de admitir la realidad.
Fuente: LA PATRIA
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