Jueves 11 de agosto de 2016
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Preocupa y es hiriente saber que en el ámbito internacional, los bolivianos seamos considerados algo así como dependientes de una fuerza o casta vinculada con el narcotráfico porque ese estigma parece que llevaríamos marcado en el cuerpo como castigo o signo de esclavitud.
Frente a esa realidad, es necesario borrar esa injuria al estarse poniendo en juego nuestra estabilidad social, económica y democrática, pensando, ante todo, cuidar el futuro de la nueva generación de jóvenes preparándolos para que formen una nueva Bolivia sin complejos.
Es importante que los gobernantes de ahora, tengan presente que el pueblo, con su propio esfuerzo, diariamente, afianza y consolida la democracia, resolviendo por consenso general los problemas que se van presentando.
Por eso, precautelando la buena imagen de la nación más allá de nuestras fronteras, quienes están al mando del Estado, deben respetar el peso que tiene la opinión pública contra el exceso y abuso del poder.
Se debe mostrar al mundo que en Bolivia se trabaja en un proyecto de unidad nacional por ser el único medio para evitar que caiga en una postración ante la eventualidad de que el flagelo del narcotráfico quiera extender sus redes de sometimiento.