Miercoles 10 de agosto de 2016
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Por los sucesos recientes en la frontera y la significación histórica de estas fechas, relacionadas precisamente con el mar, la celebración del aniversario este año tuvo un matiz diferente. Es probable que para los ciudadanos que recuerdan frases como "aún pediré otro premio a la nación?del Mariscal de Ayacucho, "La victoria es la ley suprema de las naciones", de un embajador chileno. La revelación del film "Amargo mar", hasta la reflexión haya sido entre la indignación y la tristeza.
En ese contexto, casi en la víspera, salió a luz el libro La historia del mar boliviano, del reconocido escritor Carlos Mesa. Es cierto que con el mismo tema hay abundante bibliografía dentro y fuera del país, pero lo que acaba de publicarse tiene algunas características que sólo un investigador como Mesa pudo haber logrado. Fue uno de los más destacados periodistas del país, ejerció la presidencia de la nación y es representante oficial de la causa marítima. Esas tres visiones califican una experiencia invalorable, que le permitieron actuar con impecable solvencia en Chile.
Otros, con mejor "cortada pluma", harán la valoración crítica del libro. Esta no es sino una breve reseña de algunos tópicos. Para utilizar más espacio con temas que reclaman mayor profundidad, quizá su incidencia en el pasado no debería ser muy lejana. A nuestro juicio, el punto más cercano y del que arrancan las nefastas consecuencias como la mediterraneidad, es la fundación de la república. Fue un gran desatino separar a Bolivia del común tronco peruano (Bajo y Alto Perú) y también el injustificado cambio de nombre. Santa Cruz quiso repara el error, pero no pudo.