Viena y Budapest conmemoran el 150 natalicio de Herzl, fundador del sionismo
02 may 2010
Fuente: Viena, 1 (EFE).-
Viena y Budapest conmemoran mañana (hoy) el 150 aniversario del nacimiento del periodista y escritor austro-húngaro Theodor Herzl, creador del sionismo político y con ello "padre intelectual" del Estado de Israel.
Herzl, quien vivió hasta los 17 años en Budapest y el resto de su vida en Viena, ocupa en la historiografía judía un destacado lugar.
"Es uno de los más grandes. Es una especie de Moisés moderno. Lo grande de Herzl es que cambió por completo la autoestima de los judíos", declaró a Efe en Viena el historiador y escritor Doron Rabinovici.
La teoría de Herzl era que con la existencia de un Estado propio, los judíos podían ser fuertes, algo "revolucionario" para un pueblo que había sufrido durante siglos violentas persecuciones.
Y es que con la llegada del sionismo, "los judíos se convirtieron en protagonistas de la historia y dejaron de ser sujetos indefensos. Ése fue el gran hito de Herzl", explica el autor austro-israelí.
Para conmemorar a Herzl y su visión de un hogar nacional para los judíos, las comunidades hebreas de Viena y Budapest celebran este domingo actos en sus respectivas sinagogas centrales.
Theodor Herzl nació el 2 de mayo 1860 en el seno de una acomodada familia judía de Budapest, que hablaba alemán en casa y apenas participaba en la vida religiosa de la comunidad hebrea local.
En 1877, Herzl se mudó a Viena, donde estudió Derecho y vivió en carne propia el creciente antisemitismo austríaco, no sólo religioso sino político y racial.
A pesar de ello, en sus años de estudiante estuvo vinculado a los sectores pangermanistas, fue un ferviente admirador de personajes como Martin Lutero, Otto von Bismarck y Richard Wagner, además de ser un convencido partidario de la asimilación de los judíos.
Pero al terminar sus estudios universitarios vio que como judío no podía hacer carrera en la administración pública, como deseaba, por lo que decidió dedicarse a la escritura y al periodismo.
En 1891 aceptó la oferta de trasladarse a París como corresponsal del periódico "Neue Freie Presse" de Viena, entonces uno de los diarios más prestigiosos de Europa.
En la capital francesa, Herzl experimentó una nueva forma de antisemitismo, más sutil que el vienés, lo que hizo madurar en él la idea de elaborar una solución revolucionaria para lo que entonces se llamaba la "cuestión judía".
Un punto de inflexión para el periodista fue el proceso en 1894 contra el militar judío francés Alfred Dreyfus, acusado de espionaje y condenado con pruebas falsas y calumnias antisemitas.
Tras su retorno a Viena, Herzl se dedicó de lleno a elaborar su idea del sionismo y en 1896 publicó "El Estado Judío. Intento de una solución moderna para la cuestión judía".
Su obra, de sólo 85 páginas, tuvo una recepción que osciló entre el gran entusiasmo y el escéptico rechazo.
A pesar de las críticas, Herzl insistió en su visión de crear un Estado judío, sea en América, África o Palestina, y para agosto de 1897 convocó el primer "Congreso Sionista Mundial".
En esta reunión, celebrada en Basilea, Herzl presentó por primera vez ante un gran auditorio sus ideas. "Queremos colocar la piedra fundacional para una casa que aloje a la nación judía", manifestó.
Su visión era un Estado moderno, secular y plurilingüe, que sea un modelo para el resto de mundo.
"Era un nacionalista liberal y se burlaba de los nacionalistas que querían erradicar la relación con los árabes", explica el historiador húngaro Attila Novák, autor de una biografía de Herzl.
Tras el éxito del primer Congreso Sionista, emprendió un frenético periplo, que le llevó por toda Europa y a Palestina para tratar de convencer a políticos, comunidades judías y también a los árabes de las ventajas de un Estado hebreo en Oriente Medio.
En sus últimos años de vida, Herzl sufrió varios reveses, al ver rechazada su idea por el Imperio Otomano, entonces responsable del territorio de Palestina.
La alternativa de un estado judío en Argentina o en Uganda causó una rebelión en el seno del movimiento sionista, que al final acabó por centrarse en Palestina como único lugar posible para satisfacer el nacionalismo judío.
Herzl siguió siendo el líder del movimiento sionista pero su intenso ritmo de trabajo acabó pasándole factura y murió en 1904 con sólo 44 años de edad por problemas cardíacos.
Eso sí, su visión se hizo realidad apenas 50 años después del Congreso de Basilea, cuando la ONU decidió dividir Palestina en un estado judío y otro árabe.
Y como había anticipado el propio Herzl en sus obras, los judíos tuvieron que pasar primero por un desastre mayor para reconocer la necesidad de crear su propio país.
"La paradoja del Estado de Israel es que para su fundación tuvo que suceder primero el Holocausto", con seis millones de judíos asesinados por los nazis, aseguró Novak.
El impacto psicológico de la mera existencia de Israel es enorme para los judíos, a pesar de los graves problemas que sufre ese país, tanto internamente como en la relación con sus vecinos árabes.
"Si un judío vive hoy en Nueva York, París o Moscú ya no está en el exilio como antes. La diáspora ha dejado de ser un exilio. El exilio y su maldición han terminado", concluye Rabinovici.
Fuente: Viena, 1 (EFE).-
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