Lunes 08 de agosto de 2016

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Aunque se están cumpliendo algunos programas paliativos con la intención de revitalizar, rellenar o restablecer lo que fuera el lago Poopó, el segundo más grande en Bolivia, después del Titicaca, todavía no hay muestras claras de que vayan a funcionar los planes trazados, en tanto el drama de la gente que vivía en el entorno del acuífero, pescadores todos, es un hecho que llegó al continente americano, donde algunos profesionales no se resistieron a la tentación de visitar Bolivia y comprobar la desaparición de un lago.
Para mucha gente es un hecho insólito, no se puede creer que "desaparezca un lago" que nada tenía de artificial, al contrario se trataba de un espejo de agua que permitía una forma de vida a centenares de familias, pescadores que ahora han quedado sin su fuente de trabajo, sin su modo de vida y sin alternativas para seguir conviviendo en comunidad y en las condiciones de su milenaria tradición.
El delicado tema sale a la prensa internacional, cuando el The New York Times (NYT) en su edición internacional, le dedica más de dos páginas al drama que sirve para el título de la nota: "Desaparece un lago y una forma de vida". Sobresale un subtitulo que dice: "Peligra identidad de aldeanos bolivianos por minas y calentamientos". La referencia tiene que ver con la comunidad de los Uru Muratos, la etnia más antigua de la región, pero además toma en cuenta el caso de algunos ríos que abastecían al Poopó, pero con aguas contaminadas que hacían daño a las especies en su propio hábitat. Lo del calentamiento es parte de un proceso internacional que afecta a varias partes del planeta y que en nuestra región se presenta como fenómenos del Niño y la Niña.
Fuente: LA PATRIA