La enseñanza en un aula en la cual un maestro o maestra enseña a dos o más grados al mismo tiempo, constituye la realidad educativa predominante de la escuela primaria de áreas rurales en muchos países. En países como el nuestro, la escuela multigrado se encuentra generalmente en áreas dispersas pobladas en ámbitos rurales. La denominación escuela multigrado esconde una alta heterogeneidad de situaciones socio educativas según el número de docentes con que cuente la Unidad Educativa y de grados encargados a cada docente. Estas escuelas se ubican en las zonas más apartadas del territorio y atienden mayormente a las poblaciones rurales, indígenas, bilingües y pobres.
La escuela rural multigrado adolece de una precaria infraestructura, mobiliario y equipamiento: sin servicio de agua potable, servicios higiénicos, energía eléctrica.
Este conjunto de características de las Unidades Educativas, convergen en los rendimientos en algunos casos negativos del sistema escolar, expresado en las altas tasas de repetición particularmente en escuelas multigrado y unidocentes.
A pesar de su extensión la escuela multigrado no ha merecido la atención debida en la política educativa, la cual tiene como referente el modelo mono grado de la educación primaria. Al igual que en otros países, los programas de formación de maestros y las propuestas de programas y planes de desarrollo curricular de primaria no han tomado en cuenta esta situación.
Las prácticas pedagógicas, la formación docente muestran significativas diferencias por eso las políticas educativas deben priorizar la capacitación de los maestros en la atención multigrado, en metodologías apropiadas para esta realidad. La política educativa necesita responder qué grado de complejidad de aula y en esta definición deben considerarse las dimensiones pedagógica, cognitiva y afectiva. Sin embargo, no deben dejarse de lado las dimensiones social y ética, y tener presente la existencia de la escuela multigrado y unidocente. Antes y al lado de discutir cómo mejorar los procesos de enseñanza aprendizaje en situaciones de multigrado, es imprescindible plantear el asunto de la distribución de los recursos en educación.
Uno de los factores que más directamente incide en la calidad educativa es el maestro o la maestra y su práctica pedagógica. En las precarias condiciones materiales de trabajo y sin una orientación pedagógica y metodológica para el trabajo en el aula multigrado, los docentes enfrentan serias limitaciones para conducir procesos de aprendizaje.
Por ello, la capacitación y la formación en servicio debieran consistir principalmente, en el ejercicio de auto reflexión de las prácticas educativas por parte de los agentes, los maestros. Ayudar a hacer consciente aquello qué hacen y por qué lo hacen; así como qué creen que logran en sus alumnos y por qué.
Los docentes disponen actualmente de una suerte de repertorio de propuestas metodológicas y didácticas; las fuentes son diversas: la propia formación en el colegio (cómo fueron enseñados) la capacitación ofrecida por alguna organización no gubernamental. Se ha insistido bastante sobre el cómo enseñar; no es claro si la misma preocupación se ha puesto en el por qué y para qué.
Es común que los maestros de aulas multigrado se lamenten, con razón, de no haber sido capacitados para atender el tipo de aula que tienen a su cargo; reclaman ser enseñados en el cómo hacer para enseñar a tres, cuatro o más a la vez. No cabe duda que tengan razón en su reclamo; sin embargo, lo que se revela como fundamental de ser conocido, son los procesos cognitivos, psicológicos que permiten el aprendizaje; y no se trata de capacitar en teorías del aprendizaje, sino de brindar elementos claves para comprender cómo ocurren los procesos de aprendizaje y que los maestros puedan orientar sus decisiones en el aula basados en esta comprensión. Los elementos metodológicos se ordenan y subordinan a estos otros. El aula es el espacio de las decisiones del docente; en el aula multigrado, su campo de decisiones se amplía de acuerdo a la complejidad de esta; es decir, debe tomar decisiones sobre un conjunto mayor de elementos que el que enfrenta un docente en un aula monogrado. ¿Cómo organizar los procesos de enseñanza con diferentes niveles de desarrollo de los niños y niñas; con diferentes materiales? Lo que decida depende en gran medida de las destrezas del maestro, de su compromiso con sus alumnos, de sus características personales, de su disposición para aprender. Depende también de la capacidad de la comunidad de saber pedirle cuentas de los aprendizajes de sus niños; esto a su vez depende de cuánto conozca y comprenda la comunidad acerca de lo que el maestro pretende enseñar. Desde la perspectiva de la sociología de la experiencia, el aula no constituye un escenario social predefinido, sino que se recrea mediante relaciones sociales en las que participan los agentes educativos.
(*) Director de la U.E. Vichajlupe
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