Dolor y luto expresan familias por la pérdida del lago Poopó

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Con una ofrenda, los pobladores del lago Poopó ayer pidieron perdón a sus ancestros y a la Quchamama (deidad), por quienes contaminaron y ocasionaron daño a este humedal y a las venas que lo alimentan, pues ante su desaparición, hoy los comunarios expresan dolor y luto.

Así pidieron a sus deidades que hagan posible el retorno del lago, de los peces y de las aves, porque son la fuente de vida, de seguridad y soberanía alimentaria de sus familias.

Ayer no fue un buen día para quienes estuvieron observando y caminando por más de 30 minutos sobre lo que fue un lago que tenía entre tres y cinco metros de profundidad, y hoy es un desierto, bajo el intenso sol altiplánico, cuyos rayos se reflejaban en el suelo blanquecino por el salitre y otros sedimentos que durante años se fueron depositando, efecto de la contaminación minera y demás factores, que han posibilitado, que este sitio Ramsar (Humedal de Importancia Internacional), haya desaparecido.

Miembros del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), además de otros medios de comunicación estuvieron en lo que antes era el segundo lago más grande de Bolivia, luego del Titicaca.

El lago Poopó junto al Uru Uru, fue declarado Sitios Ramsar, el año 2001, y se ratificó por ley del 7 de mayo 2002, título que le otorgaron para que sea protegido por ser un hábitat para muchas especies.

Luego de algo más de 30 minutos de caminata, en lo que antes había agua, se hizo el ritual, colocando en un recipiente de plástico transparente, pequeñas figuras hechas de dulce, que además llevaban una especie de banderas hechas con palitos de madera, con papel estañado, lo que posteriormente fue trasladado por los comunarios hasta el lugar donde se encontró agua, a 40 minutos de viaje en motocicleta.

Esta ofrenda se la hacía constantemente así como también en la creencia andina se ofrenda a la Pachamama (madre tierra) agradeciendo todo lo que brinda, aunque el alcalde comunal de Puñaca Tinta María, Domingo Flores, reconoció que desde hace un buen tiempo no lo hacían.

"Era nuestro patrimonio, nuestra vivencia, era para nuestra vida, y hoy estamos de luto porque el lago nos ha dejado. Agradezco al lago por todo, y le pedimos a nuestro padre San Pedro, que es el reino, el pescador y el cazador, para que el lago regrese", manifestó Flores.

La migración es una de las consecuencias de la sequía en el lago, pues las familias que vivían de la pesca, no sólo para sus ingresos económicos, sino se alimentaban de él, pues el pescado era la base de sus platillos, tuvieron que ir a buscar suerte en otros lugares.

Es por eso que se cuestionó entre los que estaban presentes ¿de qué Estado Plurinacional se está hablando si se permite que un pueblo milenario, una nación originaria, como los urus se pierda?

Los habitantes de Llapallapani, Villañeque y Puñaca Tinta María, que son las comunidades aledañas al lago y pesqueras por excelencia, aseguran que no han recibido ningún beneficio del mentado Programa Cuenca Poopó, cuyo principal fin era el de preservar este humedal, para ello contó con 14 millones de euros, de los cuales, a decir de los mismos protagonistas, esta población vulnerable no recibió nada.

Flores sostuvo que hace algún tiempo recibieron alimentos de parte de Defensa Civil, pero que es un paliativo, que duró no más de tres semanas, y que la migración continúa, pese a que varios habitantes también volvieron pues no encontraron una fuente laboral.

Actualmente buscan trabajo como ayudantes de albañil y las mujeres salen a pastorear rebaños por 20 bolivianos el jornal, o también lavan ropa por 12 bolivianos la docena.

Las señoras explicaron que se sienten bien porque los niños cuentan con el desayuno escolar y el almuerzo, pero ellas y sus esposos deben comer lo que pueden.

"Estamos sobreviviendo como podemos, pedimos a las autoridades que nos visiten, que vean cómo vivimos, porque no saben si comemos o no comemos, y ahí estamos", sostuvo Flores.

Con la pesca, sus ingresos eran entre 1.000 y 1.500 bolivianos, lo que les permitía vivir, hoy con suerte pueden conseguir trabajo por unos días, y solo algunas personas.

"Todo era el lago para nosotros y hoy nos ha dejado, nos sentimos como huérfanos. Cuando era niño, por los años 80, el lago llegaba al cerro, y desde esa vez, no creo que haya habido una sequía como la que estamos viendo, está totalmente seco", relató el alcalde comunal.

Entre las personas que visitaron lo que fue el lago, se encontraba Martha Janssens, una joven belga, que expresó su sorpresa y pena al ya no poder disfrutar de ese humedal, en el que un día, hace algunos años navegó en bote.

"Es realmente una pena ver este panorama, pero esperamos apoyar de alguna manera desde Bélgica, tenemos una organización en la que estamos concienciando sobre lo que pasa aquí, porque si hablamos de cambio climático, hay una gran culpa de los países como el mío, que contamina mucho, y queremos cambiar eso, y ojalá que podamos hacerlo algo", indicó Janssens.

Fuente: LA PATRIA