Luego de emitir un saludo recordando la valiente acción de los obreros de Chicago reclamando por la jornada laboral de sólo ocho horas de trabajo y el respeto a los derechos laborales, no hay que olvidar a los sacrificados trabajadores bolivianos que ofrendaron sus vidas en jornadas revolucionarias defendiendo la libertad, la democracia, justicia y fuentes de empleo en el país, es lo significativo de la fecha presente al celebrar el Día del Trabajo.
Lo que sucede en otras instancias precisamente del sector laboral no es nada halagüeño para miles de trabajadores pendientes de alcanzar beneficios que se les ofreció en campañas políticas y que todavía no se cumplen, por tal razón que en los diversos sectores de asalariados se coincide al señalar que este 1ro de Mayo no hay nada que celebrar.
Se dan las coincidencias y es que justamente los trabajadores esperan ciertas medidas oficiales que les puedan ser favorables en lo que corresponde a más conquistas sociales, pero prioritariamente en el orden salarial que es la base de la vigencia del núcleo familiar.
En materia de incremento a los salarios se ha definido apenas un 5 por ciento, relacionando tal porcentaje con el que corresponde al PIB vigente y que según los entendidos es óptimo, sin embargo la realidad en los hogares obreros es sumamente difícil y lograr un aumento de apenas 30 bolivianos al mes, que permite comprar dos panes más diariamente, no representa ninguna solución a la crisis que vive –económicamente- la mayoría de los bolivianos.
El anunciado incremento del 5 por ciento ha sido rechazado contundentemente y la contrapropuesta laboral al gobierno es que se fije un “salario con escala móvil y de reajuste en función al costo de la canasta familiar”, como una opción para equilibrar los gastos y cubrir las obligaciones hogareñas.
Los maestros, fabriles, mineros, obreros de la construcción y de otros sectores han señalado que el 5 por ciento es un aumento irrisorio, resulta una burla y no puede ofenderse la dignidad de los trabajadores con un monto que está lejos de cubrir el desfase existente actualmente en la canasta familiar.
El pedido es replantear el incremento salarial para mejorar las condiciones de vida de miles de bolivianos, ahora limitados a salarios que no alcanzan para cubrir las exigencias de una familia durante un mes.
Considerando que los trabajadores, en todas sus especialidades y niveles, son la fortaleza de cualquier país para dinamizar los sistemas productivos, merecen gozar de mejores condiciones sociales para impulsar el desarrollo de cada trecho del territorio nacional.
Lo menos que esperaban nuestros trabajadores era un incremento salarial justo y el tratamiento de un código laboral que sea convenientemente consensuado entre los actores del movimiento obrero y no político partidista.
En el Día del Trabajo, no hay mucho que celebrar, sólo queda la esperanza de que se cumplan las promesas de cambio dirigidas a mejorar el nivel de vida de los bolivianos, situación ligada directamente a disfrutar de salarios dignos.
Fuente: LA PATRIA
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