Domingo 31 de julio de 2016
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Editorial y opiniones
COLUMNA VERTEBRAL
Filemón, con el corazón a la izquierda
31 jul 2016
Fuente: Carlos D. Mesa Gisbert
Cuando la vida te ha dado tanto, la vida se celebra. Filemón Escóbar, que siempre ha transmitido vitalidad por los cuatro costados, es uno de aquellos que puede celebrar la vida porque la ha vivido desafiante, en la trinchera, enamorado de esta patria, su patria.
Nuestras primeras conversaciones, contra lo que podrÃa pensarse, no giraron en torno a la polÃtica, sino en torno a la literatura. Nos reunÃamos hasta la madrugada para hablar de nuestros poetas jóvenes, de nuestros narradores inolvidables, de Cerruto y Saenz, de los que fueraÂ? junto a "CachÃn" Antezana, Leonardo GarcÃa y René Poppe. Durante horas el paÃs giraba en las volutas de humo de los cigarrillos negros que Filemón fumaba sin conmiseración de nadie, y en los interminables vasos de singani, cerveza, o lo que hubiera a mano (después fue su inseparable bolsita de coca). "¿Entiendes no?". "Â?che oyeÂ?", repetÃa para hacer énfasis en sus palabras.
Un dÃa me regaló su libro de testimonios de la vida obrera, de su vida en realidad, de sus años en las minas, de la euforia trotskista, de la dictadura, la cárcel y la clandestinidad; pero sobre todo de su descubrimiento de la fuerza que parecÃa indestructible de la Central Obrera Boliviana, la de verdad...lo devoré y aprendà mucho de él y de sus luchas.
La reapertura democrática trajo consigo una esperanza que no desapareció dramáticamente devorada por la crisis suicida en la que se sumió el paÃs a mediados de los años ochenta del siglo pasado. En el comienzo de ese proceso, los trabajadores estuvieron convencidos de que, como rezaba la vieja frase de los jóvenes europeos del final de los sesenta, el cielo podÃa tomarse por asalto. Filemón estaba seguro de que se habÃa terminado el tiempo de la partidocracia y de que la COB era en la práctica un instrumento de poder, punto de partida de una nueva institucionalidad democrática y revolucionaria, apoyada precisamente en esa fuerza de huracán. Por alguna razón, su debate y su lucha ideológica en el seno del máximo organismo sindical fue estéril. Quienes mirábamos ese apasionante proceso, estábamos convencidos de que la herencia del liderazgo histórico de LechÃn debÃa terminar en manos de Filipo, como le llaman sus amigos. Pero en la hora decisiva el enfrentamiento con el viejo lÃder sindical le costó el bloqueo interno.
Fuente: Carlos D. Mesa Gisbert