Adorada madrecita, en este feliz dÃa de tu nacimiento, quiero dirigirte unas pequeñas palabras; madre, asà te llamo cuando pienso en ti Patria mÃa, madre abnegada y sufrida, por eso eres aún más amada, orgulloso me siento de ser tu hijo, comprometido con tu historia, con tu causa, con tu existencia, desde mi más tierna infancia ya presentÃa en mi inocencia este amor infinito que siempre he sentido por ti, como si yo fuera responsable de amarte más, en compensación por los que no te aman y no les importas; mucho antes de saber siquiera leer, o que algún buen maestro me inculcara el amor hacia ti, ya te amaba, aún antes de nacer ya te amaba.
Madre, no eres para mà sólo una idea, pues te veo en todas partes; en los rostros de nuestros niños, en sus piecitos calzados con abarquitas, en su ropita de colores hecha de bayeta, en la pobreza en que aún se debaten mis hermanos del campo, sueño con que un dÃa cercano no hayan más de ellos mendigando en las calles, porque ellos tendrán todas las comodidades y sustento necesario en sus hogares garantizado por su trabajo honrado.
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