¿Cómo puedo salir de las sombras?, ¿Cómo se puede perdonar a quien hizo atrocidades?, ¿Podre mantener mi identidad bajo ese apellido que es execrable para la población?, son algunas de las preguntas que se hicieron y les son recurrentes a hijos de dictadores porque avizoraban un futuro incierto.
Le preocupaba intensamente la enfermedad de su progenitor que le habÃa dicho personalmente que sobre el tema de las torturas se le informaba diariamente, empero, no lo que sucedÃa en realidad, ya que se suscitaban innumerables y estremecedores casos, y cuando insistÃa en detalles le exponÃan pretextos inanes. Era solidaria con mi padre y le creÃa, y pese a ser hija de Pinochet, un hombre que transformo a mi paÃs, yo era una mujer sencilla. Ella confirma que presenció la redacción de una carta de disculpa al pueblo por el dolor que causó a la ciudadanÃa y lo que significa tener el poder y conducir adelante al paÃs. Las conclusiones del lector son inamisibles.
Alina Fernández, hija de Fidel Castro, declara en Miami que su padre con su notable inteligencia y su paladino narcisismo, nunca serÃa un verdadero padre. Aunque ella trató de forjar una apertura y contacto permanente, ese intento que no prosperó. Sostiene la hija que la principal obsesión de su padre era difundir su ideologÃa en el mundo. Era poderoso y omnipresente en todos los recónditos lugares de Cuba y "mi problema con mi padre es que hundió la patria donde nacÃ".
Un periodista le preguntó ¿Si eventualmente muere su padre, quien muere, Fidel Castro o su padre?, Fidel Castro, respondió sin dubitación. Añade además que "no era la única que tenÃa ideas polÃticas diferenciadas, ¿que podrÃa perdonarle mi exilio?, no tengo rencor pero, perdonar, no.
En nuestro paÃs, con innumerables dictaduras de menor y alta intensidad, incruentas y muy cruentas, efÃmeras y duraderas, los hijos y familiares tienen ante sà un sino marcado por la inseguridad y el delirio de persecución, sumado a un delicuescente amor propio, el cual se vuelve contra todo lo que a entender del sujeto, componente del entorno de cualquier dictador, disminuye o aniquila el disfrute de su existencia y libertad.
Estas dolorosas secuelas permanentes no germinan en regÃmenes democráticos; sistema de gobierno que, aun perfectible, es inherente a la libertad y respeto a los derechos humanos que debe disfrutar, sin solicitarlos, todo ser humano.
(*) Es Abogado Corporativo, postgrado en Educación Superior e Interculturalidad, Docente, Escritor
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