Volver al colegio puede ser un sueño para algunos que desean rememorar las travesuras realizadas con los amigos, pero para otros podrÃa ser una pesadilla volver a las aulas y pasar las decenas de materias. Para Daniel SolÃs, más conocido como "Perdiz", fue una necesidad para obtener su tÃtulo de bachiller y su tÃtulo de licenciatura.
Ã?l ya habÃa vencido las materias del colegio y de la universidad, pero por un problema en las libretas en aquel tiempo de primero de secundaria, hoy tercero de secundaria, debÃa desempolvar los libros y repasar las materias para asà obtener aquel cartón a sus 31 años.
"Decidà verle el lado bueno al asunto, mientras unos lo veÃan como una pesadilla volver al colegio, yo por el contrario, lo veÃa como una experiencia que muchos quisieran tener por los recuerdos atesorados", dijo a ANF, SolÃz.
Cuando Daniel estaba en primero de secundaria, hoy tercero de secundaria, sus padres decidieron cambiarlo de escuela, una con el sistema boliviano, y a pesar que ya habÃa aprobado ese curso debió pasar seis meses más de primero de secundaria para continuar con sus estudios, y reprobó.
Al siguiente año aun asà se inscribió a segundo de secundaria, hoy cuarto de secundaria, con la libreta del colegio del sistema norteamericano y continuó con sus estudios. Luego entró a la universidad a estudiar Comunicación Social y cuando ya estaba por defender su tesis le pidieron que presente su diploma de bachiller.
De repente todo se volvió un caos para encontrar las libretas de notas y hacer todo el papeleo para conseguir el diploma; sin embargo, por tener dos libretas de primero de secundaria y con una que establecÃa que reprobó tenÃa dos opciones: volver al colegio y pasar de nuevo ese curso o pagar 250 por materia e ir a los exámenes.
Daniel optó por la segunda opción, pero no se salvó de tener que ir a un colegio de convenio en el turno tarde durante el 2015 para dar sus exámenes y en varias ocasiones para refrescar sus conocimientos en ciertos temas.
No tuvo un "primer dÃa de clases" como tal, pero sà decidió primero pasar las pruebas del temido "Mafiqui" (Matemáticas, fÃsica y quÃmica) y aunque en su adolescencia no tenÃa un gusto en especial por ninguna materia, pero le iba bien en fÃsica.
Hizo algunos "amiguitos" y otros en alguna ocasión le pusieron una zancadilla, pero sus comentarios le fortalecÃan y le impulsaban para seguir con esa especie de odisea. "Un sabio compañerito me dijo que es heroico lo que estoy haciendo, sacar una historia extraordinaria de los reveces de la vida es algo incomparable porque estoy dejando una marca", señaló "PerdÃz".
"No he visto cambios significativos, todo sigue igual, una persona que enseña, los estudiantes deben aprender, memorizar y ser evaluados de acuerdo a parámetros que no llegan a medir el potencial humano", sostuvo.
Los adolescentes de hoy no son los mismos de hace diez años, tienen otras prioridades, otros gustos y otras necesidades educativas por lo que, según Daniel, la educación impartida ahora no potencia estas nuevas aristas en la educación.
"Cuando tenÃa 15 me preguntaba el valor del colegio y ahora he llegado a concluir que realmente no sirve de mucho, es un mecanismo para domesticar y perpetuar un modo de vida ya obsoleta. La gente al leer mi libro definitivamente no va a querer mandar a sus hijos al colegio ni andar perdiendo el tiempo haciendo papelitos sin sentido para legitimar tus conocimientos", finalizó.
Fuente: La Paz, 23 (ANF).-
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