Enfermos y con bajo peso, así retornan los discapacitados a sus distritos
22 jul 2016
Fuente: La Paz, 21 (ANF).-
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Primero organizaron diferentes protestas, como colgarse de puentes en Cochabamba. Luego caminaron durante más de un mes, entre Cochabamba y La Paz. Y después mantuvieron una vigilia de casi 90 días en la sede de gobierno. Las personas con discapacidad, que han resuelto suspender su medida y volver a sus distritos, se van sin haber logrado su objetivo principal: el pago de una renta mensual de 500 bolivianos para ese sector.
Y tras casi seis meses de protestas y lucha, los discapacitados abandonan La Paz enfermos, agotados y con síntomas de desnutrición. Es el caso de María Herrera, que cuando llegó a La Paz pesaba 54 kilos y ahora solo pesa 39, mostrando alarmantes señales de malnutrición. Su situación se vio agravada por haber participado de una huelga de hambre en demanda del pago del bono.
Los niños y jóvenes, los padres y madres de familia y dirigentes pasaron casi tres meses de su vida durmiendo en delgados colchones de esponja y en carpas ubicadas en la calle Junín de La Paz, soportando las gélidas temperaturas de invierno, con escaso acceso a un baño y sufriendo toda clase de incomodidades. Tenían poca agua para lavar su ropa, dificultad para secarla y casi nulo tiempo para cuidar su salud.
Pero pese a no haber conseguido la renta por la que lucharon, las personas con discapacidad no están del todo derrotadas. Aseguran que volverán tras reponer sus fuerzas y conseguir el bono. "Como se suele decir: volveré y seré millones", dijo a ANF la dirigente María Herrera.
María Herrera, de Oruro, se unió a la caravana en Patacamaya; antes de comenzar la larga travesía vendía pasteles y empanadas y pesaba 54 kilos. Se mantuvo en la vigilia en La Paz porque el dinero le alcanza apenas para pagar sus medicamentos, pues además de estar en sillas de ruedas también tiene epilepsia leve. Pensaba que una renta de 500 bolivianos, iba a paliar en algo sus necesidades.
Ahora María pesa 39 kilos porque, aparte de todo el esfuerzo, fue parte de la huelga de hambre que se realizó en la Asamblea Permanente de Derechos Humanos. Hoy tiene agudos dolores de huesos y riñones.
"Emocionalmente me voy con un dolor en el pecho porque el Gobierno no nos ha escuchado, ni siquiera hemos logrado exponer al Presidente qué significado tiene esa renta para nosotros", sostuvo Herrera.
Señaló que en elecciones anteriores votó por el Presidente Evo Morales y que creía que era "el papá de los pobres" y que los iba a recibir. Ahora expresa que se va decepcionada.
Julia Corrillo es de Santa Cruz y es madre de un joven con parálisis y su esposo está en silla de ruedas, llegó acompañada de su marido y su nieto de dos años. Es su segunda protesta ya que en una ocasión también estuvo en la petición de los 1.000 bolivianos. Llegó con la esperanza de conseguir algo para las madres con hijos con alguna discapacidad.
Ella comentó que al comenzar la caravana usaba pantalones de talla 38 y ahora usa de talla 34 está mal de los riñones, tiene infección urinaria, infección en el estómago, resfrío y gastritis a causa del frío y la alimentación durante la vigilia.
Julia no quiere irse sin conseguir "aunque sea" un subsidio de alimentos para las madres que tienen hijos con discapacidad. "Por las madres no me voy a ir con las manos vacías, voy a pedir aunque sea un subsidio para nuestros hijos", señaló.
El dirigente de las personas con discapacidad de Chuquisaca, Álex Vásquez, antes de iniciar la caravana trabajaba en el Ministerio de la Presidencia, pero al ver la situación de sus compañeros que en algunos casos no tenían ni para comprarse una silla de ruedas decidió apoyar la demanda y llegar a La Paz.
Al contrario de otros casos, Vásquez dijo más bien que subió de peso porque no hay horarios para comer y ya que está obligado a comer mucho pan, que es el alimento más fácil de obtener. Asegura que tiene un balón de oxígeno prestado que debe utilizar cuando le falta el aire. Cuando la caminata pasó cerca de la Cumbre previa a La Paz, tuvo que ser hospitalizado ya que no podía respirar bien. Tuvo convulsiones.
Ahora le duele la garganta y tiene infección estomacal. Señaló que se va triste por no lograr el bono. "Hay mucha tristeza en mi corazón, yo creo que hicimos todo lo posible, no sé qué más podíamos hacer para convencer al Gobierno para que nos reciba", dijo.
Pero a la vez sostuvo que se va feliz porque tiene la certeza de que las generaciones jóvenes seguirán luchando por la renta.
El dirigente de los discapacitados de Santa Cruz, Samuel Cabrera, llegó con la seguridad de que su demanda iba a ser atendida y que se podía lograr la renta. Ahora está buscando recursos para volver a su tierra.
"No quiero que el Gobierno me pague el retorno a mi departamento, yo buscaré mis recursos propios para volver", señaló. Tiene cálculos renales, prostatitis, infección urinaria y problemas pulmonares.
Cabrera se va además con una acusación de fiscal, al igual que Vásquez, por robo agravado y privación de libertad a un infiltrado policial en la vigilia, a quien retuvieron durante 30 minutos en una carpa hasta que llegó la Policía.
Su situación es mejor que la de Juan, en todo caso, un discapacitado acusado de violación, pese a que es parapléjico y que está en la cárcel de San Pedro.
Fuente: La Paz, 21 (ANF).-
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