La depresión es un estado patológico que sin un seguimiento médico diligente y cientÃfico en conocimiento, puede conducir a situaciones mortales, porque los fármacos que se prescriben asumen un rol determinante, sólo basta retrotraerse al copiloto de la compañÃa europea German Wings, que condujo con intencionalidad a 169 inocentes niños y adultos a la muerte, cuyo caso fue tratado con detalle aeronáutico en otro artÃculo. La causa, ya desvelada, es que el copiloto estaba mucho tiempo atrás bajo un tratamiento con antidepresivos que el médico tratante debÃa haber comunicado a la central médica de la compañÃa aérea, acción diligente y responsable que hubiese producido la suspensión inmediata de volar al sujeto referenciado, ya que bajo esas condiciones no estaba siquiera hábil para conducir vehÃculos.
Los antidepresivos cambian las reacciones del cerebro y en una mayorÃa de casos, uno de cada veinte, esos estados depresivos no morigerados cuidadosamente como obligación irresistible del médico, generan sentimientos de comisión de suicidio y hasta deseos irrefrenables de agredir al prójimo, hasta matarlo; existen otros testimonios de enfermos que fueron tratados con antidepresivos, cuyos relatos indican deseos de coger una ametralladora y vaciarla al público circundante o ingresar a una escuela y matar a los estudiantes o tomar un cuchillo y destripar al primero que encuentre.
Leer más
¿Porque se debe asumir máximo cuidado con los antidepresivos?, porque estos fármacos recién producen efecto después de su ingestión en el rumbo de la curación que se pretende a las dos, tres o cuatro semanas, empero, hasta llegar a este nivel pueden producir, en alto registro, afecciones colaterales que deben ser mensuradas en el acto por el médico, por lo contrario, si no se hace ese seguimiento para evitar estas reacciones colaterales, y una vez identificadas suspender inmediatamente la ingesta del medicamento, puede ser tarde.
El tema no es sencillo para asimilarlo con indiferencia: hoy en el mundo 360 millones de personas sufren de depresiones, y de ellos dos millones se agregan periódicamente como dependientes de la droga prescrita, aun con ese alarmante registro se siguen prescribiendo antidepresivos masivamente, sin considerar que los antidepresivos no son propicios para todo ser humano y este considerable grupo requiere otro tipo de tratamiento, entonces, ¿Por qué los antidepresivos no son propicios para todos?, porque las reacciones que pueden producir en los organismos y psique son diametralmente diferentes y, como establecÃa un prominente médico francés, las reacciones que pueden producir los antidepresivos en los humanos se equiparan a un juego de bolos, donde el fármaco representado por la bola que se lanza puede voltear en el cerebro algunos orÃgenes de la depresión, empero, y aquà radica lo grave, puede generar tendencias psicóticas y causar conmociones en la persona.
Está establecido en Colegios Médicos avanzados que, cuando el médico prescribe antidepresivos y no realiza un seguimiento diligente y diario de las posibles reacciones colaterales, si se producen suicidios u otro tipo de ilÃcitos que trasuntan en daño o muerte al prójimo, el médico es culpable. Superlativamente preocupante es la decisión de muchos médicos que al no observar progresos con su prescripción duplican la dosis, que se equipara a prescribir un coctel de la muerte o la creación de un drogodependiente más.
6.000 millones de euros se gastan en Europa en el consumo de antidepresivos y la industria farmacéutica sigue creando más drogas antidepresivas como enfermos dependientes.
Estos eventos son tan evidentes que, cuando apareció la droga Prosac, que fue recetada masivamente como un oasis de liberación de depresiones, los resultados fueron deplorables pues en EE. UU., el organismo estatal respectivo obligó al consorcio farmacéutico a colocar en cada envase la leyenda que la ingesta puede causar efectos colaterales como el suicidio.
Finalmente, la realidad es muy triste ya que se trata de la juventud, pues antes la hiperactividad de los niños no era un problema, hasta que se les ocurrió a los mercaderes de los consorcios farmacéuticos y a los médicos serviles de la medicina tratarla con drogas que, hoy, decantan en innumerables suicidios en los niños. Ningún ser sensible imagina que un niño para el cual todo es esperanza y alegrÃa, incluidos los que sufren pobreza y carencias, pueda quitarse la vida y la causa fundamental es que colapsaron con la droga las reacciones en su cerebro.
(*) Es Abogado Corporativo, posgrado en Arbitraje y Conciliación, Docente Universitario, Escritor