Cabeceras de todos los medios de comunicaci贸n y declaraciones de los pol铆ticos: Gran decepci贸n por el resultado del refer茅ndum celebrado en el Reino Unido que ha dado la victoria, por un margen bastante amplio, a los defensores de la salida de La Uni贸n Europea (UE).
驴Golpe al europe铆smo? Dejemos las cosas claras: el denominado europe铆smo languidec铆a, mucho antes de que se anunciase el refer茅ndum y, por supuesto, trasciende su realizaci贸n. La alternativa al abandono de las instituciones comunitarias no era un proyecto europeo vigoroso, estimulante y atractivo. Todo lo contrario.
S铆, mucha decepci贸n, por la deriva de la UE y de la moneda 煤nica:
Por el trato que est谩n recibiendo los refugiados, que mueren a millares, ahogados; y los que sobreviven se enfrentan al fr铆o, la desnutrici贸n y la enfermedad, al desd茅n de los responsables comunitarios y a un sinf铆n de humillaciones. Europa ha echado el candado; o, mejor dicho, pretende hacerlo, pues los muros y las polic铆as no contendr谩n la desesperaci贸n de los que huyen de la guerra y del hambre. Europa, incapaz de llegar a un acuerdo que permita dar cobijo y asistencia a los que llaman, con angustia, a nuestra puerta, tambi茅n es incapaz de abordar los problemas de fondo del proceso migratorio: el comercio de armamento, la financiaci贸n trasnacional de los grupos en conflicto y las mafias o la rivalidad de las potencias por los recursos y las zonas considerados de alto valor estrat茅gico.
Porque Europa ha renunciado a llevar a cabo pol铆ticas destinadas a la convergencia productiva y social, agravando de esta manera los desequilibrios que est谩n en el origen de la crisis. Porque emerge de la misma una Europa fracturada, entre el centro y la periferia, entre el capital y el trabajo, entre las oligarqu铆as y la mayor铆a social, entre las regiones pobres y las ricas.
Porque los equilibrios con los que se construy贸 el denominado proyecto europeo entre instituciones y mercados, entre Alemania y Francia, entre las econom铆as m谩s pr贸speras y las m谩s rezagadas han saltado en mil pedazos. Ni rastro de esa Europa que pretend铆a reconocerse en los consensos y en la redistribuci贸n.
Por comprometerse con pol铆ticas -represi贸n salarial, ajustes presupuestarios sobre el gasto social y productivo y desregulaci贸n de los mercados laborales- que han empobrecido a la mayor铆a social, enriqueciendo a las elites y las oligarqu铆as, llevando la desigualdad y la fractura social a umbrales hist贸ricos e insoportables. Al mismo tiempo, se relegan al olvido pol铆ticas que son necesarias para la sostenibilidad del planeta y de nuestra vida, como la transici贸n ecoenerg茅tica y la igualdad de g茅nero.
Porque la agenda pol铆tica y econ贸mica de Bruselas la fijan las grandes corporaciones y los lobbies que articulan y defienden sus intereses. Clama al cielo que, con el dinero de todos, especialmente de los grupos m谩s desfavorecidos, se hayan llevado a cabo planes de rescate de los grandes bancos, principales responsables de la crisis econ贸mica. Dinero a manos llenas, a un tipo de inter茅s muy favorable, sin ninguna contrapartida en cuanto al destino de esos fondos o al l铆mite de las extravagantes retribuciones recibidas por los ejecutivos y grandes accionistas.
Porque las instituciones comunitarias, lejos de representar al conjunto de la ciudadan铆a europea, se han convertido en un actor pol铆tico al servicio de los poderosos y privilegiados. No han dudado en utilizar el Banco Central Europeo con el 煤nico objetivo de destruir a Syriza y el Pacto Fiscal para debilitar a los partidos y los movimientos del cambio que han brotado con fuerza en la periferia meridional.
S铆, decepci贸n y mucha. Por esta Europa desnortada y capturada por las elites productivas, comerciales y financieras. Una Europa que necesita con urgencia una nueva agenda, una profunda reforma de sus instituciones y nuevas pol铆ticas (y pol铆ticos) que sostengan y alimenten un proyecto renovado e ilusionante.
(*) Profesor de econom铆a aplicada de la Universidad Complutense de Madrid
Tomado de Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)
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