Lunes 18 de julio de 2016
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Editorial y opiniones
ALGO MÁS QUE PALABRAS
La erosión del espíritu humano
18 jul 2016
Víctor Corcoba Herrero
No me gusta este mundo que juega con vidas humanas, que cultiva el racismo y propicia el resentimiento y la venganza, que se encarcela en la mentira cada noche y se deja cautivar por el endiosado poder del dinero cada día. El retroceso de los principios y derechos humanos no es bueno para nadie. Quizás deberíamos mirar más hacia dentro de nosotros que hacia fuera. ?nicamente así podremos modificar actitudes. Fruto de este desgaste es la deshumanización que atravesamos como especie. A los hechos me remito. Tenemos el mayor número de personas desplazadas por conflictos desde la Segunda Guerra Mundial. El sentimiento de exclusión ahí está, conviviendo con cada cual, lo que incrementa las inquinas, que nos alientan no sólo a ser más salvajes, también nos alimentan a un extremismo como jamás.
Deberían surgir, pues, líderes de acción capaces de modificar la vida de sus poblaciones, tantas veces denigrada, sobre todo en un momento en el que el discurso del rencor ha tomado posiciones de cierto privilegio. No se pueden desmantelar las instituciones judiciales, máxime en un momento como el actual, de tantos sobornos y corrupciones. La cuestión es reconstruir un planeta para todos cada amanecer. Esta esperanza no la podemos perder y hemos de luchar por ella, puesto que el desconsuelo también nos impide ver otros horizontes. En este sentido, considero una buena noticia que la Agencia de la ONU, para los refugiados y la Unión Europea, acaben de presentar el proyecto "Educación en emergencias", dirigido a niños afectados por la violencia. Ideas como ésta son las que hay que poner en práctica.
Tampoco se puede permitir que el espíritu humano se deteriore a través de algo tan en auge como son las redes sociales, que en un principio pueden instaurar una cultura de encuentro, pero también conlleva sus peligros, y el primero su antítesis, una cultura de enemistad, mediante el acoso en línea, el engaño permanente o la incitación al odio. Indudablemente la red digital puede ser un lugar rico en humanidad; pero, igualmente, suculento en inhumanidad. Las leyes internacionales deberán, en consecuencia, prestar mucha más atención a este tipo de foros, que no consiste en limitar o prohibir el acceso a Internet a sus ciudadanos, cuestión que atentaría contra los propios derechos humanos, sino de proteger a esta mundializada ciudadanía; ya que, en el fondo, todos podemos ser potenciales víctimas de delitos virtuales.