Camboyanos buscan sus mártires entre las víctimas del genocidio
17 jul 2016
Fuente: Phnom Penh, (EFE).-
Por: Ricardo Pérez-Solero
Cuando Vietnam derrocó al régimen genocida del Jemer Rojo en 1979, todos los sacerdotes católicos habían sido ejecutados o muerto de inanición, la catedral de Phnom Penh era escombros y solo quedaban unas 15 familias católicas en Camboya.
Tres décadas después, la Iglesia Católica tramita el primer proceso para el reconocimiento de mártires en Camboya entre los católicos que murieron, al igual que un cuarto de la población (cerca de 1,7 millones de personas), entre 1975 y 1979.
"La iglesia camboyana, a través del obispo, hace muchos años que pensaba pedir al Vaticano que iniciase el proceso", asegura a Efe el director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Laos y Camboya, el argentino Gustavo Benítez.
El Padre Benítez estaba presente en 2014 cuando un joven camboyano solicitó al Papa Francisco que ayudase a iniciar la causa durante el multitudinario Día Asiático de la Juventud en Corea del Sur.
El sumo pontífice aceptó la propuesta y se comprometió a llevar la comunicación a Roma en persona, lo que dio inicio a un proceso que se hizo oficial en junio de 2015.
De los 35 candidatos, el Padre Benítez espera que 20 sean aceptados por la iglesia y se conviertan en siervos de Dios, el primer paso en el camino hacia la santidad.
El argentino señala a los sacerdotes Chmar Salas, Chmar Salem y Tep Im entre los más conocidos de la lista, que incluye, entre otros, laicos y clérigos, misioneros franceses y monjas de etnia vietnamita.
Chmar Salas fue ordenado obispo el 14 de abril de 1975, tres días antes de la toma de Phnom Penh por parte del ejército liderado por Pol Pot, líder de los jemeres, que había sitiado la ciudad y pronto ganaría la guerra civil al gobierno golpista del general Lon Nol.
"Durante la ordenación, las bombas caían y sacudían la iglesia y todos nos tirábamos al suelo", recuerda Chmar Pracot, la hermana de Salas, que documenta junto a tres sacerdotes la vida de los candidatos.
Los jemeres rojos habían ordenado la evacuación de todos los extranjeros por lo que el Vaticano decidió reemplazar al obispo francés Yves Ramousse y ordenar, por primera vez, a un camboyano.
Una vez en el poder, el grupo comunista vació las ciudades, abolió la propiedad y persiguió a toda persona que estuviese educada o representase a la "corrupta" clase urbana, en busca de una utopía agraria comunista. Los monjes budistas, la minoría musulmana Cham y las demás religiones fueron perseguidas.
En el país de mayoría budista, unas 61.000 personas, la gran mayoría de ellos de etnia vietnamita, practicaban el catolicismo en 1970, según estimaciones del padre Francois Ponchaud, historiador y uno de los últimos occidentales en abandonar el país en 1975.
Fuente: Phnom Penh, (EFE).-
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