Por su parte, la Dirección de Igualdad de Oportunidades (DIO), está reforzando los controles, comprobando que los padres de familia que llevan a niños y jóvenes menores de 18 años, cuenten con la solicitud de permiso de viaje de la DefensorÃa de la Niñez, asà evitar cualquier riesgo de trata y tráfico a menores.
Sin embargo, los controles se realizan dentro la Terminal de Buses; una vez los motorizados están a unas cuadras de la estación, o fuera de ella, siguen ofreciendo espacios para viajar, a pesar de que no sea en asientos precisamente.
Pero no solo queda ahÃ; estos buses recogen personas de los pueblos que quedan en el camino, quienes prácticamente viajan parados por más de dos horas hasta llegar al destino final, incomodando a los pasajeros que pagan una cifra económica más elevada para poder viajar relativamente cómodos y poniendo en riesgo su vida y la de los demás.
Al estar fuera de la Terminal de Buses los controles se acabaron, tanto de Tránsito con de la DIO. Nadie verifica si las personas que suben con menores de edad, llevan un permiso que autorice su viaje; nadie verifica si está permitido subir más gente en una flota que ya tiene todos los asientos ocupados.
Es cierto que los controles se refuerzan y duplican por la temporada del descanso pedagógico, pero se lo hace dentro de las terminales; sin embargo, una gran cantidad de gente prefiere comprar el boleto de viaje en la calle donde ya no hay vigilancia, para asà evitar además el pagar un boliviano con cincuenta centavos que corresponde al derecho de uso de terminal en Oruro.
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