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Sábado 16 de julio de 2016

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La muerte

16 jul 2016

Fuente: gnosishoy.com

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Es urgente comprender a fondo y en todos los terrenos de la mente, lo que realmente es la muerte en sí misma. Sólo así es posible de verdad entender en forma íntegra lo que es la inmortalidad.

Ver el cuerpo humano de un ser querido metido entre el ataúd, no significa haber comprendido el misterio de la muerte.

La Verdad es lo desconocido de momento en momento. La Verdad sobre la muerte no puede ser una excepción.

El "yo" quiere siempre, como es apenas natural, un seguro de muerte, una garantía suplementaria, alguna autoridad que se encargue de asegurarnos una buena posición y cualquier tipo de inmortalidad más allá del sepulcro aterrador.

El mí mismo no tiene muchas ganas de morir. El "yo" quiere continuar. El "yo" le tiene mucho miedo a la muerte.

La Verdad no es cuestión de creer ni de dudar. La Verdad nada tiene que ver con la credulidad, ni con el escepticismo. La Verdad no es cuestión de ideas, teorías, opiniones, conceptos, preconceptos, supuestos, prejuicios, afirmaciones, negociaciones, etc. La Verdad sobre el misterio de la muerte sólo puede ser conocida a través de la experiencia directa

Resulta imposible comunicar la experiencia real de la muerte a quien no la conoce.

Cualquier poeta puede escribir bellos libros de amor, mas resulta imposible comunicar la Verdad sobre el Amor a personas que jamás lo han experimentado. En forma semejante decimos que es imposible comunicar la Verdad sobre la muerte a personas que no la han vivenciado.

Quien quiera saber la Verdad sobre la muerte debe indagar, experimentar sobre sí mismo, buscar como es debido. Sólo así podemos descubrir la honda significación de la muerte. La observación y la experiencia de muchos años nos han permitido comprender que a las gentes no les interesa comprender realmente el hondo significado de la muerte. A las gentes lo único que realmente les interesa es continuar en el más allá y eso es todo.

Muchas personas desean continuar mediante los bienes materiales, el prestigio, la familia, las creencias, las ideas, los hijos, etc., y cuando comprenden que cualquier tipo de continuidad psicológica es vano, pasajero, efímero, inestable, entonces sintiéndose sin garantías, inseguros, se espantan, se horrorizan, se llenan de infinito terror.

No quieren comprender las pobres gentes, no quieren entender, que todo lo que continúa se desenvuelve en el tiempo, comprender que todo lo que continúa decae con el tiempo, que todo lo que continúa se vuelve mecanicista, rutinario, aburridor.

Es urgente, es necesario, es indispensable, hacernos plenamente conscientes del hondo significado de la muerte. Sólo así desaparece el temor a dejar de existir, observando cuidadosamente a la humanidad, podemos verificar que la mente se halla siempre embotellada en lo conocido y quiere que eso que es conocido continúe más allá del sepulcro.

La mente embotellada en lo conocido, jamás podrá experimentar lo desconocido, lo real, lo verdadero.

Sólo rompiendo la botella del tiempo mediante la correcta meditación, podemos experimentar lo eterno, lo atemporal, lo real.

Quienes deseen continuar temen a la muerte, y sus creencias y teorías sólo les sirven de narcótico.

La muerte en sí misma nada tiene de aterrador, es algo muy hermoso, sublime, inefable. Más la mente embotellada en lo conocido, sólo se mueve dentro del círculo vicioso que va de la credulidad al escepticismo.

Cuando realmente nos hacemos plenamente conscientes del hondo y profundo significado de la muerte, descubrimos entonces por sí mismos mediante la experiencia directa que la vida y la muerte constituyen un todo íntegro, unitotal.

La muerte es el depósito de la vida. El sendero de la vida está formado con las huellas de los cascos del caballo de la muerte.

Fuente: gnosishoy.com
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